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La ruta de tu vida

¿Actuando como si tus creencias fueran ciertas?

Febrero 8, 2018 5 min 25 veces compartido

¿Tomándote en serio tus limitaciones y tus juicios de valor? Puedes elegir tus creencias, por muy profundas y arraigadas que estén ahora en ti. Nuestros pensamientos pueden, en muchas ocasiones, restar más que sumar. A lo largo de nuestra vida, de nuestra educación, de toda esa cantidad de información que recibimos del entorno y, sobre todo, de nuestras experiencias de éxito y de fracaso, las personas vamos generando una filosofía y unas creencias propias, nuestras, auténticas, pero no siempre positivas. Son creencias sobre lo que imaginamos que podemos hacer y sobre aquello que vemos imposible. Todos tenemos limitaciones, pero muchas personas ven más de las que son reales. Se ven con una imagen, unas habilidades, unas capacidades por debajo de lo que los demás perciben o por debajo de la realidad. Y a pesar de que esas creencias nos generan limitaciones, no siempre estamos dispuestos a cambiarlas. ¿Por qué? Porque las consideramos verdades, no suposiciones o hipótesis. Hasta nos sentimos bien cuando las confirmamos: “¿Lo ves?, era incapaz. Te dije que no sería capaz de correr más de una semana. Siempre he sido muy poco constante con lo que supone un esfuerzo para mí”. Parece que el mundo se ordene cuando anticipas y ocurre algo negativo de ti o de tus miedos. La mayoría de las veces ocurre porque lo anticipas, no porque tuviera que ocurrir. Y es que la mente encuentra lo que va buscando.

¿Por qué no te implicas?, ¿por qué no te comprometes?, ¿por qué no consigues lo que deseas? Algunas respuestas a estas preguntas tienen que ver con no tener tiempo o con su mala gestión. Otras respuestas ciertamente están relacionadas con límites reales que tenemos, como son la falta de talento u otras exigencias que requieren algunas actividades. Pero la mayoría de respuestas tienen más que ver con el poco potencial que nos vemos, con esas creencias que nos limitan y anulan, que con la realidad de que algo no sea posible. El fantasma está dentro de nosotros, no fuera. Prueba a escribir tu lista: ¿qué te está limitando en este momento, al margen del tiempo?

  1. ¿Qué creencias has ido cambiando a lo largo de tu vida? Seguro que no te sigues aferrando a valores o ideas de la adolescencia. Porque la experiencia, el conocimiento, la apertura mental, nos transforman. ¿Por qué no ibas a poder cambiar las creencias que ahora tienes? Puedes dudar de esas afirmaciones categóricas. No te aportan nada, no te estás traicionando; al contrario, te estás haciendo un favor.

  2. ¿Qué beneficios te aportará el cambio de creencia? Anota todo aquello con lo que puedas salir ganando. Nos mueven los beneficios.

  3. Aprende a jugar a tu favor con el “ser” y el “estar. Soy disciplinada, estoy perezosa. Ser implica identificación, personalizar, algo duradero en el tiempo. Mientras que estar implica algo temporal, algo de lo que te puedes deshacer si así lo deseas.

  4. No pienses, actúa. Tus creencias pueden decirte que no eres hábil, que si los demás no te llaman es porque no te aprecian, pero, ¿puedes actuar en contra de lo que estás pensando?, ¿puedes actuar a pesar de que creas que no podrás? Sí, haz la prueba. Mucha gente, cuando se enfrenta a sus miedos, termina por verbalizar que parecían más poderosos antes de enfrentarse a ellos. Porque la mente tiene la capacidad de fantasear a lo grande, incluso para lo que te perjudica.

  5. Las palabras son poderosas, determinan nuestra mente. Lo que nos decimos a nosotros mismos genera emociones y acciones. Si te hablas en términos negativos, pesimistas, dubitativos, tus emociones serán la inseguridad y el miedo. Si cambias el mensaje, cambias tú.

  6. Mente científica. Muchas de las creencias vienen de nuestro contacto con otras personas, de nuestros fracasos y de nuestros éxitos, de lo que entendemos que está bien o mal. ¿Y si invertimos el orden? Podemos crear y vivir experiencias que terminen por darnos una visión distinta de nosotros de la que ahora tenemos. Solo se trata de tener una mente científica. Pruebo y concluyo. No al revés.

  7. ¿Cuál es el límite? Siempre hay un pionero que nos muestra que el límite no lo era tanto. Tampoco se trata de vivir en la cultura de estar superándonos todos los días. Solo cuando tú lo desees, cuando tengas una motivación por la que luchar. Simplemente quiero que no te limites. Alguien llegó a la Luna por primera vez, alguien bajó de diez segundos los cien metros por primera vez, alguien realizó el salto de altura de espaldas por primera vez… Siempre hay alguien que se ve capaz o, por lo menos, que trata de intentarlo.

Las circunstancias no son siempre las que uno desea, pero la actitud sí puede serlo. De ti depende cambiar esas creencias que ahora te dañan.

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