Manos aguantando un regalo de Navidad con consumo responsable
La ruta de tu vida

Practica el consumo responsable en Navidad

Diciembre 7, 2017 4 min 17 veces compartido

La Navidad es el momento del año en el que tiramos todo por la ventana. Es euforia, regalos y no medir. Vivimos en una sociedad en la que, ya de por sí, se invita al consumismo. El mercado nos ofrece continuamente productos y servicios que, a pesar de no necesitarlos, pensamos que nos facilitan la vida, nos hacen más felices, más poderosos o más atractivos.

Regalamos más de lo que los demás aprecian. Regalamos sin sentido, comprando por comprar, para cubrir el expediente. Diez bufandas, cinco pijamas, siete perfumes. Regalar nos hace sentir bien, porque nos gusta ver disfrutar e ilusionar al otro. Pero las compras de Navidad normalmente no cubren este sentimiento. Es comprar por comprar.

Un consumo responsable implica controlar la cantidad de regalos que compramos, el dinero que invertimos, y que el gasto que realizamos contribuya a la sostenibilidad del medio ambiente y de la mano de obra.

Aquí te dejo unos consejos para sentirte orgulloso de tus compras navideñas. Porque nada nos hace sentir tan bien como actuar conforme a nuestra escala de valores.

  1. Más no es sinónimo de “cuánto te quiero”. Educa a tus hijos para que aprendan a dar valor a lo que reciben. Los coloridos catálogos de regalos o los anuncios de niños felices que se portan bien mientras juegan a juegos que se arrinconan a las primeras de cambio, confunden a niños y padres. Habla con tus hijos pequeños y con los menos pequeños. Explícales que los Reyes Magos o Papá Noel tienen muchas casas en las que repartir. Cuéntales que el valor del regalo está en pensar en la persona, en poder tener tiempo para disfrutarlo, y no en la cantidad de regalos.

  2. Amigo invisible. Es una de las mejores maneras de no comprar decenas de regalos para todos. Con el amigo invisible cada uno tiene que ocuparse solo de otro. Así le dedicará más tiempo, más atención y podrá personalizarlo más.

  3. Precio justo. Se puede poner un valor económico máximo para los regalos que se consensúe con todos. Piensa en los presupuestos de la familia. Hay gente que va más holgada económicamente hablando y otra a quien le cuesta más hacer regalos. El regalo más caro no es símbolo de poder, ni de amor. Es símbolo de que tienes más dinero. A pesar de que hay personas muy generosas que son muy sacrificadas y dan lo que no tienen, no es aquí donde está el valor. El valor está en otros valores navideños. El tiempo de calidad que pasamos en familia y con amigos, compartir, ayudar a quien lo necesita, incluso el hecho de tratar de ser mejor persona, aunque sea en estos días.

  4. ¡Va por ti! Si decidimos gastar menos en las compras navideñas, ¿no sería genial destinar parte del dinero que ahorramos a alguna persona o asociación que sí lo necesite de verdad? Decide con tus hijos a quién irá destinada esa parte del presupuesto.

  5. Compra, en la medida que los regalos elegidos te lo permitan, en tiendas de comercio justo. Explica a quien regalas por qué lo has elegido, por qué esa tienda, la responsabilidad que supone comprar en el comercio justo, etc. Seguro que así encuentra un valor añadido al regalo.

  6. Compra en pequeños comercios. Los comercios pequeños suelen tener productos más exclusivos, cuidan más el detalle, te asesoran con una atención más personalizada y contribuyes a que puedan seguir existiendo. Los grandes almacenes y las cadenas comerciales generan un nivel de competitividad con precios, horarios y variedad, que terminan por devorar a las tiendas de barrio.

  7. Piensa en la persona, en sus gustos, en lo que necesita, en lo que le hace ilusión. A mí me ilusiona mucho más un bloc de notas de colores y una caja de rotuladores que un perfume.

  8. No dejes las compras para última hora. Las prisas nos llevan a tomar decisiones impulsivas. Buscas rápido y corriendo cómo ir tachando regalos de la lista, pero lo haces sin pensar. En ese momento te ves tan agobiado que te importa menos pasarte del presupuesto, porque comprar en ese momento te quita la ansiedad de tener los regalos sin comprar.

Y acuérdate de la alimentación responsable con tanta cena y comida. No es el fin del mundo. Tranquilo, después de Reyes las cigalas se siguen reproduciendo. Ni hay que pagarlas a precio de oro ni hay que comprar más de las que se puedan consumir.

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