Asegura tu jubilación

Claves para una jubilación feliz, por el doctor Luis Rojas Marcos

Noviembre 6, 2015 6 min 87 veces compartido

Las 7 de la mañana. Suena el despertador. Como cada día desde que empezara en la universidad, Mercedes se levanta con el tiempo justo para una ducha y un café. La facultad de Letras le queda a media hora en tren y una parada de metro. Hoy se siente especialmente contenta porque es su último día de clase y coincide con su cumpleaños. Quién le iba a decir que iba a cumplir 65 años en una clase universitaria y llevando un bolso que se parece más al de una adolescente, con libretas de apuntes, chats de grupo en el whatsapp de su móvil y su T10 del metro, que al de la imagen tradicional que tenemos de las personas mayores.

Muchas personas llegan a la “temida” edad de la jubilación con una pregunta que les genera temor y una especie de vacío a partes iguales: ¿y ahora qué? Ahora que los hijos ya no “ocupan” tiempo (posiblemente los que lo ocupan son los nietos), ahora que el trabajo al que hemos dedicado media vida y mucho esfuerzo ha dejado un espacio y un tiempo valioso, ahora que he dejado de cobrar un sueldo y empiezo a cobrar mi pensión de jubilación. Ese ahora es, en realidad, una oportunidad.

Es cierto que si queremos hacer frente a una jubilación feliz y sin sobresaltos, es importante haber planificado previamente esta etapa, tal y como nos explica el psiquiatra Luis Rojas Marcos. Cuando hablamos de planificación, nos referimos tanto a la parte personal como a la vertiente económica. Es decir, a organizar tu tiempo libre para disfrutar de una jubilación activa, y en lo económico, a haber tenido en cuenta y previsto los cambios en los ingresos y la restructuración de los gastos.
Lo que sentimos como un final suele traer consigo un nuevo comienzo. Te lo demostramos:

El niño que fuiste puede darte las respuestas

O lo podemos decir de otra forma: conócete, redescúbrete y vuélvete a ilusionar. Llevas años sin atenderte y sin escucharte, poniendo por delante las preocupaciones de los hijos, de los nietos, organizando la compra y la casa, pensando en las vacaciones familiares y los regalos de aniversario. ¿Cuánto tiempo hace que no piensas en lo que realmente te gusta?

¿Te apasionaba la pintura? ¿Te decían que siempre estabas cantando? ¿Disfrutabas en la clase de gimnasia o preferías la de manuales? ¿Tu sueño habría sido tocar un instrumento, quizá el piano o la guitarra? ¿Y si te decides por aprender un nuevo idioma? ¿Te haría especial ilusión tener un huerto urbano para poder cultivar alimentos? ¿Y si por fin te regalas ese viaje a París?

Ahora es el momento para rescatar esas pasiones y esas aficiones que dejaste de lado o no llegaste a comenzarlas. Tienes tiempo para buscar y ganas para hacerlo. ¿Qué más necesitas? Te ayudamos a dar el primer paso, el resto depende de ti:

  • En el ayuntamiento de tu localidad seguramente tienen actividades pensadas para personas como tú. Acércate a preguntar o busca en su web, a lo mejor te sorprendes imaginándote en las clases de yoga que ofrecen o apuntándote a clases de pintura. Y sí, todo eso lo pueden estar organizando en tu pueblo o ciudad y aún no lo sabes. Aquí tienes, por ejemplo, las actividades que ofrece el Ayuntamiento de Barcelona y el de Madrid, o las actividades que organiza la Generalitat de Catalunya a través de los Casals.
  • La Obra Social “la Caixa” tiene a tu disposición diferentes programas para aprender a utilizar las nuevas tecnologías y las redes sociales.
  • La mayoría de universidades españolas ofrecen planes formativos para las personas mayores. Puedes encontrar muchos centros universitarios como la Universidad de Barcelona, que imparte seminarios y conferencias específicas para personas a partir de 60 años. La Fundación Pere Tarrés, a través de la Universidad Ramon Llull, dispone de un programa universitario diseñado especialmente para las personas mayores.
  • En todas las ciudades hay propuestas deportivas adaptadas a cada edad. Solo tienes que buscar tu centro deportivo municipal más cercano. Y si no te gusta encerrarte en un sitio para una actividad física, tampoco tienes excusa: es el momento para reencontrarte con la naturaleza, salir a caminar, activar tu cuerpo y pone en práctica la mens sana in corpore sano.
  • Hoy en día, gracias en parte a las nuevas tecnologías, viajar está al alcance de la mano de la mayoría de personas. Todas las agencias de viajes disponen de programas específicos, así que puedes buscar en Internet o acercarte a la oficina de la agencia y preguntar por ese destino que te haría especial ilusión conocer.
  • Si lo que quieres es ayudar a personas que se encuentren en una situación desfavorable, hay pocas cosas tan valiosas como ofrecer tu tiempo y compañía a través del voluntariado. Webs como www.hacesfalta.org ofrecen varios tipos de voluntariado, y la Obra Social “la Caixa” también dispone de un programa enfocado al voluntariado de los mayores.

¿Quién dijo miedo?
Culturalmente, la edad de la jubilación arrastra más connotaciones negativas que positivas en la mayoría de países. En estos últimos años esta situación está cambiando, debido en parte a la mayor calidad de vida, a una mayor conciencia social y al derribo de prejuicios de todo tipo. Pero la primera persona que tiene que empezar a valorarse es un@ mism@ y pensar en positivo, poniendo el foco en lo que uno puede hacer y aportar a la sociedad. Las personas mayores son un ejemplo para las generaciones más jóvenes y pueden transmitirles valores como el esfuerzo y la perseverancia. La experiencia de los años vividos es muy valiosa a la hora de tomar decisiones y encarar nuevas etapas de vida.

Es un buen momento para afianzar relaciones que pudieron surgir en el trabajo pero que ahora se viven en otro entorno, fuera del ámbito laboral, y para conocer nuevas personas y disfrutar más de las relaciones sociales. Si la protagonista de nuestra historia, Mercedes, hubiera creído que era “demasiado mayor” para ilusionarse y llevar a cabo sus proyectos, no habría descubierto el mundo de posibilidades que se le abrían venciendo sus prejuicios y sus miedos.

Y si aún no estás convencido de que importan los años de vida, pero también importan, y mucho, cómo vivimos la vida de esos años, aquí conocerás historias de personas mayores que creyeron y sintieron que nunca es tarde para volver a empezar.

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