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Evolución de los mercados financieros en agosto y su impacto en los Fondos de Pensiones

Septiembre 4, 2014 8 min 2 veces compartido

Gracias a la buena evolución de los principales mercados, y el mantenimiento de la estrategia de inversión, los fondos han logrado superar los máximos del ejercicio, y con un nivel de volatilidad bajo, e inferior al de los índices de referencia.

 Después de un comienzo complicado durante el mes de agosto, coincidiendo con las incertidumbre sobre la crisis del Banco Portugués BES, y el recrudecimiento de las tensiones en Ucrania, ha vuelto a ser el Banco Central Europeo (BCE) el que ha traído la calma al mercado, con la declaración por parte del presidente del BCE, Mario Draghi, de que no se puede descartar medidas más contundentes para reactivar el crecimiento económico en la zona euro.

Sus palabras han sido interpretadas como una posible inyección de liquidez mediante la compra de activos, medida que ha tenido un efecto inmediato en la cotización de la renta fija, y en especial la emitida por los países periféricos.

A pesar de haber comentado que los tipos de interés en toda la zona euro se encuentran en niveles mínimos históricos (en algún caso de más de 400 años), sin embargo todavía han vuelto a bajar, destacando cómo la rentabilidad de los bonos alemanes en los plazos de hasta dos años se sitúan en niveles negativos, lo que implica que los inversores están dispuestos a recibir a vencimiento de los activos un importe inferior al invertido.

Esto nos da una magnitud de las posibles medidas a adoptar por el BCE en un futuro próximo, situación propiciada, además, por un nivel de inflación actual de la zona euro, muy por debajo del objetivo a largo plazo del 2%.

Por otro lado, también los bonos a largo plazo han experimentado recortes sustanciales en la rentabilidad, con el bono alemán a 10 años en el 0.88%, nivel mínimo histórico.

Pero todavía ha sido más espectacular la evolución de los bonos de los países periféricos, y centrándose en el caso de España, hemos visto cómo las letras del tesoro a plazos de 12 meses cotizan en el 0.15%, y rozando el 0% para las letras de tres meses.

Además, nos tenemos que ir al vencimiento en el 2020 para tener rentabilidades por encima del 1%, situación que viene explicada por la mejoría de los datos económicos de España en el primer semestre del año, y el convencimiento de que el BCE actuará de la forma que sea necesaria para reactivar la confianza en la zona euro, y en la reactivación del crédito.

Por otro lado, el bono a 10 años ha conseguido situarse en el 2.23%, continuando de esta forma la tendencia positiva de todo el ejercicio, tanto en términos de rentabilidad absoluta, como relativa en relación al bono alemán del mismo vencimiento.

Hay que destacar, como hecho muy significativo, que en este momento España consigue financiarse a tipos inferiores a EEUU en el plazo a 10 años, lo que pone de manifiesto por un lado la confianza en la economía española, pero sobre todo en la actuación del BCE.

Los fondos de pensiones han conseguido beneficiarse de este movimiento, reflejado en una rentabilidad acumulada de la cartera de renta fija en el nivel más alto del ejercicio. Esto ha sido posible gracias al peso elevado de la cartera de Deuda Pública española, y a un incremento gradual que se ha ido ejecutando en la duración de los activos a lo largo del ejercicio, una vez que se han traspasado los vencimientos más cortos, y con tipos cercanos a cero, hacia bonos más largos, y con rendimientos más elevados.

A pesar de haber mantenido una cartera conservadora, sin asumir riesgo elevado de duración, sin embargo se ha logrado superar la rentabilidad de los índices de referencia.

Por el momento contamos con el apoyo del BCE y es pronto para pensar en subidas de tipos de interés, pero el entorno actual requiere de mayor prudencia y  sobre todo de una gestión más dinámica y flexible en este escenario actual de tipos de interés en mínimos históricos.

Una prueba del todavía apetito por la renta fija está en el hecho de que el tesoro español ha conseguido emitir un bono a 50 años (el primero de su historia), y con una rentabilidad ligeramente por debajo del 4%.

Sin duda, el reto será para los próximos trimestres, ya que con el nivel actual de tipos de interés, va a ser cada vez más complicado obtener un nivel de rentabilidad atractivo, y que permita a medio y largo plazo superar la inflación.

También la renta fija privada ha evolucionado de forma positiva, especialmente los bonos de más largo plazo, situación a la que ha contribuido la duración y un sentimiento de mejoría de la situación financiera de las empresas privadas. Pero quizás lo más determinante sea la propia bajada de rentabilidad de los bonos del Gobierno, y la necesidad de los inversores de buscar otras alternativas que ofrezcan algo de rentabilidad adicional.

Al igual que con la deuda pública, el reto para los fondos de pensiones será la búsqueda de opciones una vez que los bonos mantenidos en las carteras vayan amortizando.

A pesar de que los datos macroeconómicos publicados recientemente reflejan una ligera desaceleración frente al trimestre anterior, sin embargo las principales bolsas mundiales han subido también durante el mes de agosto.

Como más relevante es el caso del índice americano SP500, que en el mes ha subido un 3.76%, con lo que la rentabilidad acumulada en el año supera ya el 8.3%, a lo que hay que añadir la revalorización del USD, alcanzando con ello un 13.69% en el conjunto del ejercicio.

Aunque el mercado americano ya no está barato, los inversores valoran de forma positiva los resultados empresariales, que están consiguiendo superar las expectativas de los analistas. Además, el mercado no anticipa subidas de tipos de interés a corto plazo, lo que respalda la inversión en renta variable.

En Europa, los índices también han conseguido recuperar, destacando la subida en agosto del 1.8%, del índice Euostoxx50, con lo que en el conjunto del ejercicio se alcanza el 2.5%. Sin embargo, todavía nos encontramos alejados de los máximos del año, reflejo de una mayor desaceleración del crecimiento económico en el último trimestre en los principales países de la zona euro, y sobre todo un mayor impacto de la crisis de Ucrania, y de las posibles repercusiones de Rusia a las sanciones anunciadas por la comisión europea.

La fortaleza de los datos macroeconómicos publicado en USA, destacando las cifras de empleo los PMI y el repunte de los gastos de construcción, también ha repercutido favorablemente a las economías emergentes, y a los índices bursátiles, que en el conjunto del año superan el 13%, y ello a pesar de las tensiones en Rusia, y un todavía crecimiento débil de Brasil.

A diferencia del mercado americano, las empresas europeas cotizadas lo hacen con descuento sobre sus medias históricas, situación que seguimos viendo como una oportunidad para estar invertidos, especialmente en relación a la renta fija. Sin embargo, en este entorno de debilidad económica es probable que los fundamentales vuelvan a cobrar relevancia, lo que se traducirá en una mayor dispersión de las rentabilidades y, por tanto, un escenario más favorable para la selección de valores.

La diversificación global de las carteras de renta variable ha sido clave para el resultado obtenido, al haber participado de la mayor subida de los mercados de EEUU y de las principales economías emergentes, pero sobre todo de la apreciación de la mayoría de divisas frente al euro, destacando el dólar en más de un 5% en el conjunto del año. Esta revalorización se ha producido en gran medida en el mes de agosto, tras las declaraciones del BCE apuntando a más medidas extraordinarias y no convencionales a corto plazo.

La estrategia seguida en los fondos de pensiones no ha cambiado a lo largo del mes. Seguimos sobreponderados en renta variable, junto con un peso significativo en Deuda Pública en la cartera de renta fija, pero siendo conscientes de que los retornos que se pueden esperar hasta finales de ejercicio serán más moderados, y más condicionados de los datos fundamentales que se vayan publicando. Además, habrá que estar muy atentos a las declaraciones de los bancos centrales, y las pistas que puedan dar sobre la evolución futura de los tipos de interés. De momento, todo indica que permanecerán en mínimos históricos, siendo la Reserva Federal americana la que posiblemente suba antes los tipos de interés, pero no antes de mediados de 2015, y siempre que la recuperación económica se haya consolidado.

Gracias a la buena evolución de los principales mercados, y el mantenimiento de la estrategia de inversión, los fondos han logrado superar los máximos del ejercicio, y con un nivel de volatilidad bajo, e inferior al de los índices de referencia.

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