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Cada español genera más de 450 kilos de residuos al año, una de las cifras más altas en Europa. La gran mayoría de deshechos que generamos son mezclados, por lo que no se pueden reciclar ni reutilizar y acaban siendo abandonados en vertederos o quemados, produciendo contaminación atmosférica.
Con el fin de reducir al máximo esta cifra, cada hogar puede adoptar pequeños cambios que, al fin y al cabo, no son difíciles de implantar. Además, este tipo de costumbres pueden suponer un ahorro para el hogar y un modo de vida más saludable. A continuación os propongo algunos de los hábitos que suelo practicar, tanto en mi vida profesional como personal.
Guarda los restos de las verduras para hacer caldo
Muchas veces, cuando cocinamos cualquier tipo de receta, acabamos tirando a la basura muchos restos de cebolla, apio, zanahorias o de cualquier otro tipo de verdura. Si guardamos en un mismo recipiente todos estos restos, al final de la semana tendremos suficiente material para hacer un caldo con ellos. Yo uso el caldo de verduras para toda clase de recetas, como arroces, pastas o cualquier tipo de guiso.
¿Sabías que tu ahorro también puede ser responsable?
Evita todos los residuos que puedas
Estamos muy acostumbrados a tirar muchas partes de los ingredientes con los que cocinamos, a pesar de que podemos reutilizar la gran mayoría y convertirlos en nuevas recetas. Uno de los ejemplos que a mí personalmente más me gustan es convertir la piel de las patatas en bastoncillos crujientes: una receta fácil, rápida y, además, muy sana. En lugar de tirar las pieles de las patatas que pelamos, las lavamos y las metemos en el horno con un poco de aceite de oliva virgen extra, sal y especias durante treinta minutos. ¡El resultado te sorprenderá! Otra idea es usar las pieles de frutas como las manzanas o las peras para crear nuestro propio té de fruta casero, infusionando estas pieles en agua hirviendo durante cinco minutos.
Prepara salsa de tomate casera
Uno de los ingredientes clave de la dieta mediterránea es el tomate, y la salsa de tomate frito es un clásico de nuestra cocina. En los supermercados encontramos muchas opciones y marcas de este producto envasado, pero si lo hacemos en casa evitaremos consumir ingredientes como los azúcares añadidos que suelen llevar y, además, reduciremos nuestro consumo de envases de un solo uso como los tetrabriks. Hacer nuestra salsa de tomate casera es muy fácil y podemos guardarla en la nevera o incluso congelarla durante meses.
Congela hierbas y especias
Este truco hace que no malgastemos y que además ganemos mucho tiempo en la cocina. En muchas ocasiones compramos hierbas como perejil, cilantro o albahaca y solo usamos una parte. Si no utilizamos el resto durante los siguientes días, es probable que lo tengamos que tirar. Para evitarlo, yo suelo cortarlo, mezclarlo con aceite de oliva y ponerlo en una cubitera, que dejaré en el congelador. De esta manera, cada vez que necesite usar esa hierba, simplemente cogeré un cubito congelado y lo pondré en la sartén.
Usa el agua de hervir para regar las plantas
La próxima vez que hiervas huevos, ¡no tires el agua! Yo la uso para regar mis plantas, ya que así doy un doble uso a esa agua. El calcio que liberan las cáscaras de huevo alimentará a las plantas sin necesidad de aportar fertilizantes químicos.
Reutiliza los envases de cristal
Cuando no es posible comprar a granel, siempre opto por comprar productos envasados en recipientes de cristal. De esta manera, una vez consumido el producto, puedo limpiar el envase y darle una segunda vida para guardar todo tipo de ingredientes, como frutos secos, harina, semillas, granos…
Encurtidos caseros
Si eres consumidor habitual de los productos encurtidos, como las aceitunas o los pepinillos, en lugar de tirar el vinagre de los envases úsalo para crear tus propios encurtidos. Prueba cortando un poco de pepino y dejándolo unos días en el vinagre sobrante.
