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La Navidad y las visitas obligadas: ¿cómo gestionar los momentos incómodos?

Noviembre 30, 2016 5 min 18 veces compartido

La Navidad es para muchos un momento de alegría, de reencuentro, de generosidad y de compartir. Muchas son las familias que están deseando que lleguen estos días para poder “disfrutarse”. Pero en muchos otros hogares, la Navidad es una fuente de conflicto: familias enfrentadas entre sí, presiones y discusiones que se repiten cada año o el estrés por la búsqueda del regalo adecuado.

Hay personas a las que les gustaría poder elegir su Navidad, dónde y con quién pasarla, pero la presión familiar les impide tomar esta decisión. Es cierto que son días en los que uno piensa en los demás más que en uno mismo, ¿pero dónde está el límite?

  • Busca la manera de repartir los días, entre amigos y familia, entre las necesidades de tu pareja y las tuyas. Acuerda esto durante el mes de diciembre y no dejes este tipo de decisiones para días antes de una cena. El nivel de ansiedad con el que ya pasas estos días te impedirá discutir de forma sana y tomar decisiones racionales.
  • No tienes que pasar las Navidades con quien no te apetece, salvo que en la balanza el amor o el bien que hagas a otras personas sea mayor que el daño que te supone a ti pasarlas con quien no te agrada. Es decir, si tu cuñado es insoportable pero tienes a una madre pasando un mal momento, igual tienes que hacer el esfuerzo.
  • No te dejes vencer por los chantajes emocionales, son muy típicos en estas fechas. Salvo causas que lo justifiquen como la del punto anterior, no cedas si vas a estar muy incómodo, si te han tratado mal o te han faltado al respeto en otras ocasiones. Igual puedes proponer un plan alternativo a tus hijos y a tu pareja, como realizar un viaje fuera que ponga distancia física con las fiestas.
  • Sé justo. Si decides anteponer tus deseos y necesidades, también tendrás que respetar los deseos y necesidades de tu pareja. Así que valora bien aquello a lo que te opones para no tener un conflicto familiar. No tienes que pasarlo mal, pero no todo pueden ser sólo decisiones tomadas bajo tu punto de vista.

Si decides compartir la Navidad con personas que puedan generarte un conflicto, sigue estos consejos:

  1. Prepárate para estar tranquilo. No te “calientes” en casa pensando que no te apetece ir. Ya que vas, prepárate para disfrutar con la parte de la familia que te parece agradable. Se trata de no anticipar lo malo que pueda ocurrir, para no aumentar la probabilidad de que ocurra.
  2. Escoge un lugar estratégico. Siéntate en la mesa en el lugar en el que te sientas cómodo. Dirige tu conversación a las personas que te importan, a esas que suman y te alegran. Con la de gente que suele haber, siempre hay personas con las que congeniamos, nos reímos y nos llevamos bien.
  3. Elige tus batallas y el momento de tenerlas. Si surgen en la mesa temas conflictivos, no estás obligado a participar en ellos. Ni siquiera tienes que esforzarte en tratar de cambiar el tema de conversación. Puedes hablar con quien tienes al lado de otro tema, puedes levantarte e ir a ver a qué juegan los niños, o bien puedes mantenerte en silencio deleitándote con la comida. Tú, a lo tuyo.
  4. No “entres al trapo”, no te sientas aludido con los comentarios de las personas que no te caen bien. Cuando le tenemos manía a una persona también interpretamos que lo que dice es con intencionalidad, para fastidiarnos, para atacarnos o menospreciarnos. Muchas veces puede ser cierto, pero otras no. Y aunque lo fuera, responder es darle el gusto de ver que te ha ofendido. No respondas, mira a la persona como si vieras a un extraterrestre o simplemente dile algo como: “No lo sé, no entro en estos temas”.
  5. Sé benevolente y utiliza el humor. Interpretar lo que acontece con humor te dará control. Interiormente puedes imaginar a la persona desde una perspectiva cómica, desde imaginarlo vestido de Batman en la mesa, o desnudo, hasta caricaturizarlo. No uses el humor para atacarlo. Hay personas mentalmente muy ágiles que te la devuelven con rapidez y te dejan fuera de juego. No entres en esta dinámica. Dale una explicación benévola: “Lo hace para llamar la atención, necesita expresarse y que sepamos cómo piensa, le gusta tener el control de la situación”. Si te dedicas a pensar: “Este tío es tonto y no tiene remedio”, terminarás encendiéndote.
  6. Trabaja el autocontrol. Que te sientas incómodo no significa que tengas que expresar tu ira. Sabes que si lo haces, si realizas comentarios fuera de lugar, si levantas la voz, si utilizas la ironía, ayudarás a que el ambiente se caldee y haya más tensión. Sé la parte prudente y comedida. Luego te sentirás muy orgulloso de tu ejemplo.

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Muchas personas, en pro del deseo mayoritario o por no desunir a la familia, acuden a celebraciones en las que están a disgusto o se sienten incómodos. Si puedes elegir, elige, valorando lo que ganas, pero también lo que pierdes.

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