Emociones y finanzas
Rentabiliza tus ahorros

Si quieres entender tus finanzas, piensa en tus emociones

Marzo 4, 2024 6 min 1 veces compartido

Nuestras emociones pueden afectar más de lo que pensamos en nuestras finanzas personales o en las decisiones que tomamos a la hora de invertir. Y viceversa. Cómo gastamos el dinero puede influir en nuestro estado emocional provocando sentimientos de frustración, picos de alegría pasajera o incluso, rabia. Es más habitual de lo que parece actuar de manera poco racional en asuntos personales o que afecten a nuestro bolsillo, y nuestra economía doméstica no es una excepción.  

Algunos expertos lo achacan a las redes sociales y a la insatisfacción constante, con lo que adoptamos algunas decisiones a través del autoconvencimiento, la necesidad de recompensa o evitando a toda costa la reflexión racional. 

Podemos adoptar hábitos con los que realmente no estemos satisfechos o al revés, dejarnos llevar por impulsos emocionales en nuestras inversiones. En materia de economía y educación financiera la psicología y la neurología entran en juego: los últimos estudios han demostrado que es habitual tomar decisiones y asumir riesgos en nuestras finanzas que están motivados por sesgos, emociones o sentimientos, incluso sin tener toda la información necesaria antes de asumirlos. Es lo que llamamos psicología financiera y es determinante en la gestión de nuestro dinero. 

En este post te contamos cómo la inversión emocional influye en tu salud financiera y cómo la salud mental también afecta en nuestras decisiones económicas. ¡Allá vamos! 

¿Qué es la psicología financiera? 

Conocer este concepto es básico: ¿qué es la psicología financiera? Se trata de un campo de estudio que analiza cómo influyen los factores psicológicos en nuestras decisiones económicas. ¿Y cómo lo hace? Teniendo en cuenta los sentimientos, las emociones y los sesgos neurológicos que entran en acción al tomar decisiones financieras. Gracias a la psicología financiera y al análisis de nuestro comportamiento podemos observar barreras psicológicas que afectan a las decisiones que tomamos

Además, la psicología financiera tiene en cuenta la influencia del entorno o el contexto, así como la educación recibida o los hábitos adquiridos a lo largo de la vida en relación al dinero o la inversión. 

En realidad, la psicología financiera no solo es un campo de estudio, sino que también se aplica para conocer de qué manera podemos cambiar o controlar nuestras emociones y pensamientos y así tomar decisiones más acertadas en nuestras finanzas personales o inversiones. 

¿Cómo influyen las emociones en las finanzas? 

Las emociones forman parte de nuestro día a día, lo creamos o no, y aprender a gestionarlas es imprescindible en nuestro desarrollo personal, pero ¿hasta qué punto nos influyen? Pues bien, casi todas nuestras decisiones están marcadas por sentimientos, estados de ánimo y emoción, en definitiva, nuestra salud mental y nuestra gestión emocional son clave en nuestras decisiones y juicios, tanto a nivel personal, como laboral y financiero. 

¿Cómo influyen las emociones en nuestras finanzas personales? ¿cómo caemos en la inversión emocional? o ¿cómo pueden afectar a nuestro ahorro? Los últimos estudios revelan que emociones como el miedo, la euforia o la ansiedad pueden afectar nuestro comportamiento en cuestiones de dinero. También depende de nuestra percepción del contexto social: la influencia del entorno o de la situación socioeconómica afecta mucho a nuestras decisiones económicas. 

Nuestros patrones de pensamiento se construyen a raíz de nuestras creencias, nuestras experiencias pasadas, la educación recibida y nuestros conocimientos, por supuesto. Y el comportamiento es el resultado de estos pensamientos y de nuestras emociones. 

Además, los llamados sesgos del comportamiento o sesgos cognitivos también son determinantes. Son patrones de pensamiento o creencias inconscientes que tienen la capacidad para desviarnos de una decisión lógica, así como los sesgos emocionales que nos hacen actuar de manera impulsiva, motivados por la emoción. 

Esto nos ayuda a entender algunos errores en los que caemos casi sin darnos cuenta. Por ejemplo, un sesgo de comportamiento común en finanzas es la aversión a las pérdidas, lo que provoca que evites los riesgos incluso aunque sean mínimos. 

Pero también hay otros más complicados o difíciles de detectar como el comportamiento gregario que acaba por empujarnos a hacer cosas o tomar decisiones fijándonos en lo que hace el resto, sin meditar o valorar más allá. Incluso el conocido como FOMO, fear of missing out, puede intervenir en estos casos. 

Aún así, se puede controlar. Podemos tomar mejores decisiones sobre nuestras finanzas personas teniendo una mejor gestión de nuestras emociones, haciendo foco en lo importante a la hora de invertir, contando con la información necesaria, evitando patrones de conducta si no nos funcionan y sobre todo, aceptar nuestras limitaciones, errores o situaciones. 

¿Existe la inversión emocional? 

La inversión emocional no deja de ser un fenómeno psicológico que nos hace aferrarnos a algunas personas, cosas o hábitos en los que, o bien hemos invertido tiempo, o a los que nos hemos acostumbrado, aunque en realidad no sean sanos, ni saludables o incluso nos hagan daño. Pero nos resistimos a soltar y a abandonar este tipo de situaciones por algún apego emocional o dependencia. Todo parte de nuestras propias creencias y en la manera que hemos ido construyendo nuestra relación con el dinero, en este caso, o con las finanzas personales en general. Este fenómeno también ocurre en el caso de las relaciones personales, y se trata de una dependencia emocional. 

En resumen 

Nuestras emociones pueden causar y contribuir a cómo se gasta el dinero, y viceversa, cómo gastamos el dinero puede causar y contribuir a que nuestro estado emocional se vea afectado. A menudo adoptamos los hábitos que vemos en los demás o nos desviamos porque nos disuade de lo que vemos. Lo recomendado es practicar la reflexión a través de una serie de preguntas: ¿Cómo te sientes cuando haces compras o miras tu cuenta bancaria? ¿Dónde fue a parar tu dinero en los últimos meses? ¿Cómo te sentiste al gastar ese dinero? o ¿Cómo estos gastos afectan a tu estado emocional? ¿Esos gastos se dieron tras una circunstancia que pudo alterarte o desequilibrarte emocionalmente? 

Estas preguntas pueden ayudar a nuestras finanzas ya que todo empieza con un seguimiento de hábitos, comportamientos, decisiones, etc.  Y esto se puede aplicar tanto a la salud financiera como a la emocional. Los expertos aseguran que el ahorro y la riqueza empiezan con el bienestar.  

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