La situación económica actual, marcada por unos años de inestabilidad laboral, reducción salarial y disminución del consumo, ha hecho del ahorro un privilegio al alcance de muy pocos. Sin embargo, antes del estallido de la crisis, España ya era un país con una cultura de ahorro escasa y diferente del resto de países de la Unión Europea.
Esta diferencia radica en dos aspectos principales:
- Por un lado, los españoles destinan un 80% de sus ahorros a la inversión inmobiliaria considerada ahorro no financiero. La media de esta inversión para el resto del Unión Europea es del 47% y en países como Suecia y Holanda alcanza ratios del 23% y 31% respectivamente. ¿Qué desventajas conlleva este tipo de ahorro? Como se ha podido comprobar, concentrar los recursos y destinarlos a un único activo, genera una gran dependencia lo que implica grandes riesgos.
- Por otro lado, también nos diferenciamos de nuestros vecinos europeos en la diversificación del ahorro financiero: en España, casi la mitad de este tipo de ahorro se invierte en depósitos. Esta cifra es muy superior a la de países como Dinamarca (19,3%) y Suecia (19,9%) y también se posiciona por encima de la media de Europa, que es del 33,8%.
A gran distancia de los depósitos, se sitúan como vehículo de ahorro los planes de pensiones y seguros, productos a los que los españoles aportan dos tercios menos que la media europea. En nuestro país, según del Banco de España, se dedica a fondos de pensiones y seguros de vida un 14% mientras que en Europa se destina a estos productos un 37%. En países como Holanda y Dinamarca esta cifra aumenta hasta el 68% y el 52% respectivamente.
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A pesar de que las pensiones privadas en España se introdujeron hace ya casi treinta años, hoy en día es el sistema menos desarrollado de la OCDE. En el informe Pensions at a Glance un informe publicado por este organismo en 2013, indica que las cifras de aportación media anual en España no alcanzan a la media europea y afirma que los ahorros acumulados en pensiones privadas en España representan alrededor del 7% del PIB frente a una media del 60% en la OCDE.
