aromaterapia
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Lavanda, estrés. Limón, concentración. Los beneficios de la aromaterapia que no conocías

Noviembre 27, 2015 3 min 60 veces compartido

¿Cuántas veces te has levantado de mal humor pero el olor a café te ha cambiado la manera de enfrentarte al día? Los olores afectan más de lo que nos imaginamos a nuestra mente y nuestro ánimo.

Existen infinidad de técnicas para cuidarse a medida que nos hacemos mayores. La aromaterapia es una de ellas y cada vez más extendida. Los olores ayudan a nuestro organismo a mejorar problemas cardiovasculares, de memoria y hasta de ansiedad, por ejemplo. La clave está en saber qué solución aplicar a cada caso para así afrontar con más herramientas los problemas asociados a cada etapa de la vida.

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Hay muchos tipos de aceites esenciales con distintas aplicaciones, como los que comparte Beverley Hawkins, fundadora del West Coast Institute of Aromatherapy (Vancouver). Aquí tenéis una breve guía para que podáis empezar ya mismo:

Limón: Aumenta la concentración y calma la ansiedad

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Lavanda: Controla el estrés emocional

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Jazmín: Combate la depresión. Tiene capacidades revitalizantes que producen sensación de confianza, optimismo y energía

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Romero y canela: Trabaja para retener la memoria y fatiga mental

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Menta: Potencia la energía, promueve la concentración y estimula el pensamiento.

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Ylang-Ylang: Alivia los dolores crónicos

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Laurel: Refuerza la capacidad de concentración y de memoria

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Aunque no existe base científica para afirmar que los diferentes aromas por sí mismos generan tranquilidad, euforia o excitación, médicos y psicólogos están de acuerdo en que las sensaciones que percibimos a través del olfato vienen condicionadas por nuestras vivencias. Y no solo eso, sino que además los aromas provocan también reacciones fisiológicas que transmiten a nuestro cerebro señales para avisar si un producto es beneficioso o perjudicial para nuestro cuerpo.

Los olores no llegan directamente al cerebro. El proceso es un poco más complicado. Las moléculas presentes en los aromas producen una señal eléctrica que llega al cerebro. Éste la clasifica y la compara con su base de datos –un archivo de olores que almacenamos desde que nacemos-. Cuando olemos algo recordamos todo lo que conocemos de ella.

Este descubrimiento no es nuevo. Desde hace siglos, chinos, hindús, egipcios y griegos han usado los aromas para crear cosméticos, perfumes o medicinas. Pero no fue hasta 1935 cuando el químico francés René Maurice Gattefosé acuñó por primera el término “aromaterapia”.

Así, esta técnica milenaria aprovecha los impulsos que recibe el cerebro para mejorar la salud física, mental o ambas. Es por ello que se trata de una herramienta muy usada, por ejemplo, en pacientes de cáncer. Les ayuda a mejorar su calidad de vida y a reducir la tensión y la ansiedad. La clave científica de todo esto radica en que la parte del cerebro asociada al olor es la misma que la de la memoria. La aromaterapia se basa en las reacciones que generalmente todos compartimos ante los olores más comunes, sin embargo, también conservamos en la memoria recuerdos asociados a aromas que solo nosotros podemos interpretar.

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