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Iñigo de Barrón
Diferencias entre gastos imprevistos y gastos inesperados
Antes de entrar en soluciones, conviene distinguir dos conceptos habituales -y a veces confundidos-:
- Gastos imprevistos: sabemos que pueden suceder, pero desconocemos cuándo.
- Gastos inesperados: no estaban contemplados en ningún plan; son totalmente imprevisibles.
Ambos pueden desestabilizar nuestra economía, pero entenderlos ayuda a planificar de forma realista.
Ejemplos de gastos imprevistos
A modo de referencia, algunos ejemplos frecuentes de gastos imprevistos son:
- Revisión o mantenimiento del coche
- Sustitución de electrodomésticos
- Reparaciones del hogar (pintura, cableado, fontanería…)
Ejemplos de gastos inesperados
Dentro de los gastos inesperados, podemos citar aquellos que se producen sin avisar:
- Urgencias médicas, dentistas o veterinario
- Despido laboral
- Retraso en un pagos acordados
- Multa o sanciones administrativas
- Reparación del móvil o portátil
- Inundaciones o accidentes en el hogar
Cómo los seguros ayudan a cubrir gastos inesperados
En muchas ocasiones, los seguros pueden ser una herramienta eficaz para protegerse ante determinados imprevistos. Aunque pueda parecer un gasto más, un seguro es, en realidad, una inversión que aporta tranquilidad y estabilidad.
Aunque pueda parecer un gasto más, un seguro es, en realidad, una inversión que aporta tranquilidad y estabilidad.
Las pólizas de salud, hogar o automóvil pueden cubrir una parte importante de los costes derivados de accidentes o averías. No obstante, conviene conocer sus limitaciones. Por ejemplo, si el seguro del coche incluye franquicia, esa parte deberá abonarla el asegurado. Algo similar ocurre con las coberturas sanitarias o los daños en la vivienda.
Preparación y planificación: la clave para afrontar gastos imprevistos
La clave principal es tener capacidad —y voluntad— de ahorro. Es muy importante ser consciente del riesgo que conlleva vivir al límite, es decir, gastar todo lo que se ingresa, ya que nadie está a salvo de un contratiempo.
Ir haciendo un colchón económico puede evitar que una situación puntual desencadene un problema mayor. Por desgracia, es más fácil decirlo que hacerlo. Actualmente, el alquiler o compra de la vivienda ha subido más que los salarios en el último lustro. Lo mismo ocurre con la cesta de los alimentos básicos.
El Banco de España señala que entre el primer trimestre de 2022 —cuando empezó la fase más aguda de la inflación— y el segundo trimestre de 2024, los salarios reales (descontada la inflación) en España apenas crecieron o incluso disminuyeron por el aumento del coste de la vida.
Pese a todo, contar con un fondo de emergencia es útil para los gastos imprevistos y los gastos inesperados. Se puede constituir mediante una cuenta separada, donde se acumule desde una paga extra hasta un ahorro mensual establecido de antemano. Las transferencias fijas periódicas son un buen aliado.
Presupuestar los gastos mensuales y calcular lo que podemos ahorrar es el primer paso. Son hábitos financieros que se deben inculcar también en la familia.
Otras soluciones temporales
Además del ahorro, existen opciones puntuales para cubrir gastos urgentes:
- Anticipo de nómina. No genera intereses al ser un adelanto y suele gestionarse con rapidez. Sin embargo, el inconveniente principal es que, durante los meses siguientes, se dispone de menos sueldo, por lo que se debe ajustar el presupuesto.
- Ayuda a familiares o amigos. Puede ser una solución si existe confianza. Es recomendable anotarlo todo y organizar un plan de devolución para evitar tensiones personales.
- Refinanciación de deudas. Se agrupan varias deudas para reducir la cuota mensual, alargando el plazo. A corto plazo es un alivio, pero los intereses se multiplican, teniendo que pagar mucho más de lo que se debe. Por lo tanto, conviene liquidar esta deuda en cuanto sea posible.
Evitar sobreendeudamiento y mantener control financiero
Precisamente para poder ahorrar, es importante que la carga financiera mensual sea razonable. La recomendación general es que el total de préstamos no suponga más del 35% de los ingresos. Superar ese porcentaje hace difícil ahorrar y aumenta la probabilidad de sufrir problemas financieros.
La situación se complica cuando ya se ha pasado por alguna emergencia con anterioridad y se ha recurrido a créditos rápidos, de consumo o de tarjeta. Estos suelen tener intereses más altos, ya que conllevan mayor riesgo para quien presta el dinero. La TAE puede superar el 20%.
Algunas tarjetas permiten financiar compras en varios meses sin intereses o con grandes ofertas, pero muchas personas acaban pagando solo la cuota mínima, lo que provoca que la deuda se prolongue y aumente considerablemente. Usarlas con prudencia es fundamental.
Estrategias para afrontar gastos imprevistos sin perder la calma
De todas formas, ante una emergencia, no se debe perder la calma. El pánico solo lleva a tomar malas decisiones financieras. Saber qué gastos puedes recortar temporalmente, a quién acudir y qué recursos puedes usar da ventajas para analizar la situación.
Con una buena organización, algún sacrificio y una actitud previsora, es posible afrontar los gastos imprevistos y los gastos inesperados sin perder el control de nuestras finanzas.
Es importante identificar si se puede recortar o retrasar algún pago no prioritario un mes para destinar más dinero al imprevisto. Por ejemplo, quizás puedas limitar compras no esenciales, ocio o suscripciones a plataformas digitales durante un tiempo y así tapar el agujero que ha surgido.
Si la contingencia económica viene de un proveedor, organismo o empresa (por ejemplo, una factura, el alquiler o un pago a Hacienda), se debe contactar de inmediato. Es bueno explicar la situación y preguntar si ofrecen facilidades como fraccionar el pago, obtener una prórroga o negociar alguna solución temporal. Muchas compañías y organismos prefieren pactar un plan de pago antes que afrontar un impago.
Conclusión: estar preparados es la mejor estrategia
Los gastos imprevistos y los gastos inesperados forman parte de la vida, pero no tienen por qué convertirse en una pesadilla financiera. Con una buena organización, algún sacrificio, un pequeño fondo de emergencia y una actitud previsora, es posible afrontarlos sin perder la calma ni el control de nuestras finanzas.
Lo importante no es evitar los gastos inesperados, sino estar preparados para ellos. Cada paso que demos hacia una gestión más consciente del dinero, dará tranquilidad y confianza; cuidar las finanzas no es solo una cuestión de números, sino también de bienestar, equilibrio y libertad para vivir con mayor seguridad.