Cuando tenemos algo que nos importa, nos sale natural protegerlo, ya sean nuestros seres queridos, el coche, la casa que acabamos de comprar o nuestra propia vida. Los seguros de vida se han convertido en una parte esencial del mundo financiero actual, aunque su origen se remonta a siglos atrás.
La historia de los seguros se remonta a cuando los comerciantes del Mar Mediterráneo idearon formas de proteger sus valiosas cargas y sus familias de los riesgos imprevistos que trae el oleaje consigo. A lo largo de los años, esta práctica evolucionó y se ha transformado en la industria de seguros que conocemos hoy en día. En este artículo, explicaremos el origen de los seguros de vida, su conexión con los comerciantes del pasado y su relevancia en el panorama financiero actual.
Las cosas no se crean de un día para otro, no tenemos los mismos vehículos que hace cien años, ni la tecnología ni los conocimientos son los mismos. Al igual ocurre con los seguros de vida, por eso os contamos a continuación de dónde surgen y cuándo se originaron. ¿Estás listo para una clase de historia de lo más curiosa?
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Las primeras apariciones en documentos de términos similares a los seguros de vida fueron hace más de 4.000 años, en la antigua Babilonia. Se trataba del Código de Hammurabi, un conjunto de leyes escritas en piedra por el rey de Babilonia, Hammurabi. Se trataba de un contrato llamado “préstamo a la gruesa” en el que un prestamista costeaba el viaje del propietario de un barco o una flota de ellos. Si el barco llegaba al puerto correctamente, el marinero en cuestión debería pagar al prestamista el dinero que le había dejado más los intereses.
Durante la Edad Media, el comercio fue cogiendo importancia y por ende también los viajes en barco para trasladar mercancías. Ya sea por los piratas o por el propio peligro que suponía un viaje por el mar o por el océano, los prestamistas empezaron a promover seguros para protegerse de estos riesgos. Estos seguros incluían robos y rescates de los piratas, posteriormente se añadió el posible fallecimiento o accidentes. Poco a poco, el ‘préstamo a la gruesa’ fue adaptándose al contexto social y, durante las cruzadas, se empezaron a asegurar los buques al completo y su carga.
Tras muchos años de labores de los historiadores para saber y entender cómo vivían nuestros antepasados, se encontró un documento italiano datado del siglo XIV, concretamente del año 1347 en el que se incluían los datos propios de las pólizas que conocemos a día de hoy. Esta póliza aseguraba la ruta Génova – Mallorca de un barco mercante y se encuentra a día de hoy en el Archivo Notarial Genovés.
La información ofrecía este documento era nada más y nada menos que el riesgo que tenía el viaje, el contenido que se transportaba y el valor que tenía, lo que cubría la póliza, los continentes que se cubrían y el tiempo en el que sería válida. Como podéis ver, ya en su momento no era muy diferente a la información que tiene cualquiera de nuestros contratos de seguro a día de hoy.
Además, menos de un siglo después, se decretó en Barcelona la Ordenanza del Seguro Marítimo, que es la regulación de seguros más conocida hasta el momento.
En 1666, la capital inglesa sufrió el conocido como “el gran incendio de Londres”, quemando gran parte de la ciudad: más de 12.300 hogares, 87 iglesias y miles de personas afectadas. Este hecho hizo que en 1667 se crease la aseguradora contra incendios Fire Office.
Como vimos en otros artículos, ya en la época de la Antigua Roma, a los soldados que luchaban por el Imperio, el gobierno les retenía una pequeña parte del salario que se iba acumulando y posteriormente lo podrían gastar como pensión para cuando se retirasen. Se podría considerar esto como los primeros pasos en la historia de la jubilación. En el caso de fallecimiento durante las batallas, la familia podía recibir el dinero acumulado hasta el momento de la defunción, dando paso a que se utilizase esta suma económica como seguro de vida.
En la Inglaterra de la Edad Media, existían las guildas (guilds en inglés), que era cuando los gremios, de forma solidaria, creaban asociaciones para que los miembros que se vieron afectados por incendios, robos o inundaciones, tuvieran cierta protección. Muchas veces se valoraban los riesgos y las condiciones de vida y salud de las personas que querían integrar las guildas.
Más adelante, en el siglo XVII el banquero napolitano Lorenzo de Tonti promueve las tontinas, una especie de inversiones unidas a personas de un grupo, organización o territorio, que pagaban una parte económica y cuando fallecía, el resto de miembros de la tontina se repartían los dividendos del difunto.
Aunque los seguros de vida tienen sus raíces en el mundo del comercio marítimo, su relevancia ha trascendido hasta la actualidad. En la sociedad moderna, los seguros de vida son una herramienta esencial para proporcionar seguridad financiera a las familias y seres queridos en caso de fallecimiento del titular de la póliza. Además, los seguros de vida también han evolucionado para ofrecer beneficios más allá de la cobertura en caso de muerte, existiendo múltiples tipos de seguro de vida.
Las compañías de seguros de vida actuales operan en un entorno globalizado y altamente regulado. Ofrecen una variedad de productos que se adaptan a las necesidades y objetivos financieros de los individuos y las familias. Los avances tecnológicos han facilitado la gestión y la adquisición de seguros de vida, haciendo que sean más accesibles y eficientes que nunca.
Los seguros de vida tienen profundas raíces en la historia de los comerciantes del Mar Mediterráneo, quienes buscaban proteger sus inversiones y a sus seres queridos de los riesgos imprevistos. A lo largo de los siglos, esta práctica ha evolucionado y se ha convertido en una industria esencial en la actualidad, brindando seguridad financiera y tranquilidad a las familias en un mundo cada vez más complejo. El legado de los comerciantes del pasado perdura en las pólizas actuales de seguros de vida, que continúan protegiendo a las personas y honrando la idea de compartir riesgos para un futuro más seguro.
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