Para muchos ciudadanos, la declaración de la renta supone un rompecabezas de lo más complicado. Y es que toda la burocracia que conlleva puede confundir a más de uno, sobre todo si tienes que introducir alguna novedad en tu declaración. Es el caso de los dividendos, la duda sobre cómo meter los dividendos en la declaración de la renta es muy frecuente entre nuevos inversores o en personas que han comprado acciones recientemente. Por ello, hemos querido responder a las preguntas más frecuentes sobre este tema.
Partamos desde el principio. Los dividendos (de una empresa) son los beneficios que ha generado una empresa, que se reparten posteriormente entre sus socios o accionistas. Por lo tanto, si tienes dividendos de una empresa quiere decir que eres accionista de ella y tienes derecho a recibir una parte proporcional de los beneficios, ya sea una cantidad en metálico, derechos de suscripción o más acciones de la propia empresa.
A efectos fiscales, los dividendos se consideran rendimientos del capital mobiliario, es decir, ganancias producidas por tu capital que está invertido en bienes muebles. Hasta el 1 de enero de 2015, si los dividendos tenían un valor inferior a 1.500 euros, estaban exentos de tributación. Desde esa fecha, todas las ganancias que se obtienen a través de dividendos han de tributar el 100% de su valor en el IRPF.
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No todos los dividendos son iguales y no todos se reparten de la misma manera, estos son los tipos de dividendos que existen:
Anteriormente, este tipo de dividendo tenía ciertas ventajas fiscales, que han sido eliminadas por la Agencia Tributaria. Como se mencionó en los párrafos superiores, el Scrip Dividend se considera una ampliación de capital liberada y da pie a dos escenarios:
Cuando se reparten las ganancias de la empresa, el accionista tendrá que añadir la cantidad recibida al resto de rentas del ahorro para tributar. Cuando se cobren los dividendos, Hacienda se encargará de retener el 19%, que será reajustado en las cuentas de tu declaración de la renta.
El accionista de empresas de otros países o que reciba los dividendos en otra divisa debe saber que a la hora de cobrar las ganancias, estas ya han sufrido una retención, normalmente mayor a la retención que tendría si fuera una empresa española. Dentro de la declaración de la renta se puede encontrar un apartado concreto para indicar si las empresas son extranjeras o no.
En estos casos ocurre que se tributa dos veces, una en el país de origen y otra en España, Para evitar esto, existe el Convenio de doble imposición (CDI) entre países para especificar a qué país corresponde el gravamen en cada caso y habrá que señalar la casilla 588 en la declaración de IRPF. Actualmente en España están en vigor 99 convenios y hay otros 5 en tramitación, según indica el Ministerio de Hacienda, y limita la retención en un 15%. Si la retención es superior al 15%, el accionista tendría que pedir la devolución del sobrante al país donde opera la empresa.
Una vez sabemos esto, hay que tener en cuenta en qué casilla se añaden los dividendos en la declaración de la renta. El importe recibido por dividendos se meterá en la casilla 029 del apartado “Rendimientos de Capital Inmobiliario”. Cuando metas los dividendos en tu declaración, acuérdate de poner también las retenciones, los gastos de administración y depósito, porque posteriormente se restarán de los ingresos íntegros.
Asimismo, los dividendos se encuentran dentro de la base imponible del ahorro. La base imponible en el IRPF es la suma de todos los ingresos (en dinero o en especie) que logra una persona durante el año. A estos ingresos se les añadirá una tasa determinada para calcular la cantidad a pagar en el impuesto correspondiente.
La base imponible está formada por el saldo positivo consecuente de la compra o venta de elementos patrimoniales (ganancias o pérdidas) y el rendimiento obtenido por el propio capital mobiliario.
La base imponible del ahorro (al igual que ocurre con la base imponible general) se clasifica en tramos y tipos impositivos:
Si los rendimientos han sido muy altos, cabe la posibilidad de que la declaración de la renta te pueda salir a pagar. Si esto ocurriese, Hacienda permite fraccionar el pago en dos plazos: en el momento de la declaración y en noviembre.
Para resumir todo podemos indicar que los dividendos tributan como rendimientos del capital mobiliario y se incluyen en la base imponible del ahorro. Cuando cobras los dividendos en metálico, Hacienda se queda directamente con el 19% de lo que se recibe, esta cantidad se reajustará en la declaración de la renta a pagar o devolver. En el caso de cobrar en acciones, la tributación se pospone hasta el momento en que esas acciones se vendan.
Según tu rendimiento, la base imponible del ahorro tiene diferentes tramos, lo normal es el 19%, llegando hasta el 26% cuando el rendimiento sea superior a 200.000 euros. Además, si tienes dividendos en el extranjero, tienes una doble imposición y la Agencia Tributaria puede devolver hasta el 15%.
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