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Seguro que alguna vez te ha pasado: haces la lista de la compra anotando todo lo que hace falta en tu despensa, llegas a casa después después de visitar el supermercado, te pones a cocinar, y te das cuenta de que te falta un ingrediente. Habías olvidado anotarlo. Para evitar estas situaciones y además ayudarte a ahorrar, existe un método infalible: la lista de la compra inversa.
Aunque hacer la compra nos parezca la tarea más básica de todas, hay distintas formas de realizarla. Y estamos convencidos de que la más eficaz de todas es planificar previamente en base a tus necesidades y presupuesto. Es el caso del método del que vamos a hablar a continuación: idóneo tanto para ser más eficientes económicamente y comer más saludable, como para evitar tirar comida y tener siempre lo necesario. En este post, te contamos la importancia de elaborar un menú semanal y cómo puede ayudarte hacer la lista de la compra a la inversa. ¡Comenzamos!
Lista de la compra inversa: ¿qué es?
Empecemos por el principio. Sabemos que lo más conveniente antes de visitar el supermercado es elaborar una lista con lo que hace falta en la despensa. Por supuesto, es también importante incluir en la lista algún alimento que podemos considerar como capricho, así evitaremos dejarnos llevar por impulsos y apetencias del momento. Lo ideal para evitar gastar de más en antojos es elaborar un menú semanal detallado, así podremos saber los ingredientes que necesitamos para cada receta y comprar solo lo imprescindible.
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Entonces, ¿en qué consiste esta lista de la compra inversa? Como su propio nombre indica, no es más que darle la vuelta a la tradicional manera de hacer la lista en la que anotamos todo aquello que vemos que falta en la despensa. En el caso de la lista de la compra inversa, no anotaremos lo que nos falta, si no lo que ya tenemos.
Con este listado, elaboraremos nuestro menú semanal, que será la base de nuestra compra, así, solo compraremos aquello que realmente vamos a usar a lo largo de la semana.
Lista de la compra a la inversa: ¿cómo hacerla?
El primer paso será abrir nuestros armarios, nevera y congelador para anotar todo aquello que tengamos. Puede que las primeras veces nos resulte algo pesado, pero con el tiempo nos iremos habituando y lo más importante, ya tendremos más control de toda la comida que tenemos.
Cuando tengamos esta lista, pasaremos a elaborar los menús de la semana, basándonos en los ingredientes que ya tenemos. De esta manera, conseguiremos que el desperdicio de alimentos sea mínimo y compraremos solo lo necesario para elaborar esas recetas, evitando comprar por impulso.
Te recomendamos fijar un día al mes para elaborar todos tus menús para afrontarlo con previsión. Así, cada semana solo tendrás que ojear los menús que tocan para hacer tu compra.
Las ventajas de hacer la lista a la inversa
¿Las ventajas de este método? Evitaremos comprar cosas innecesarias y acumular otras que no prevemos gastar. Algo muy positivo por dos cosas: la primera, porque evitaremos tirar comida que no gastamos y se pone mala, la segunda, porque controlaremos mucho nuestro gasto en comida, fomentando el pequeño ahorro cada mes.
Por otra parte, controlaremos mucho más lo que comemos, algo útil si intentamos comer de manera más saludable y equilibrada. Si hacemos la compra al día, consumiremos muchos más alimentos frescos y de temporada, beneficiosos para nuestra salud y para nuestro bolsillo, ya que suelen ser más económicos.
Además, te sorprenderá ver cómo el espacio en tu cocina está mucho más organizado y limpio. No acumularás y solo tendrás en tus estantes aquello que vayas a utilizar.
Recapitulando
Como has visto, el sistema es sencillo y muy básico. Simplemente haz un inventario de toda la comida que hay en tu cocina y anótalo en una lista. El segundo paso es elaborar menús para cada día de la semana y anotar todos aquellos ingredientes que no están en tu lista, serán los que tengas que comprar en tu visita al supermercado.
De esta forma, la lista de la compra inversa te permite organizar tu despensa y tu nevera, optimizando al máximo el espacio disponible, consumiendo productos de proximidad y de temporada y ahorrando dinero en alimentos que no nos hagan falta o que probablemente se desperdicien. Demasiados beneficios como para no darle una oportunidad, ¿verdad?
