Ser inteligente no es suficiente. Tal vez parecerlo, sí. Pero lo suficiente no basta. Así que conviene profundizar en qué es la inteligencia y cómo guiarla hacia metas concretas que sea posible conseguir cruzar. Esto, aplicado a la empresa, se complica porque, como dice el filósofo y pedagogo José Antonio Marina, “las empresas son algo más que la suma de las inteligencias de los que trabajan en ellas”.
La inteligencia según José Antonio Marina
https://www.youtube.com/watch?v=LC_tR5ArT2I
La inteligencia depende de nuestra consciencia en un pequeño porcentaje. Es un nivel conocido como inteligencia ejecutiva. Sólo controlamos esa pequeña parcela pero, gracias a esto, “podemos dirigir el funcionamiento de toda esa gigantesca maquinaria”, dice Marina en conversación con VidaCaixa.
La otra parte es la biológica y la memoria. “Trabaja continuamente captando información, elaborándola y produciendo resultados”. Se la conoce como inteligencia generadora y lo malo es que no sabemos mucho sobre ella. “Sabemos que unas veces nos da lo que necesitamos y otras veces nos falla”.
Así que debemos centrarnos en lo que podemos controlar, la inteligencia ejecutiva, para desarrollar el talento. “El talento es el buen uso de la inteligencia”, dice el filósofo. Así, “una persona muy inteligente puede usarla mal, por ejemplo, si es perezosa o si tiene mucho miedo”.
Es así como identificamos, por una parte, que ser inteligente no lo es todo, y que dejarse vencer por ciertos sentimientos o circunstancias anula nuestro potencial para alcanzar el talento. Es la inteligencia que fracasa.
De modo contrario, la inteligencia que triunfa permite salir al talento, definido por Marina como “capacidad de elegir bien las metas, de gestionar la información necesaria y las virtudes de la acción necesarias para conseguirlas. Todo eso es la inteligencia exitosa, por oposición a la inteligencia fracasada”.
La inteligencia en las empresas
https://www.youtube.com/watch?v=CcZyZ-_Y1oo&t=1s
Podemos trasladar el funcionamiento a nivel individual de cada inteligencia a un colectivo como el que está detrás de cualquier empresa. Existe también una parte generadora y una ejecutiva, pero no se debe confundir esto con el hecho de que la empresa sea la suma de las inteligencias de cada miembro. “Es algo más”, dice Marina.
En realidad es como un engranaje que produce talento. Al menos, es lo que debe buscar. “Una empresa con talento es aquella en la que un grupo de personas, que tal vez no sean extraordinarias, por el hecho de estar trabajando de una manera determinada, pueden producir resultados extraordinarios”.
De esta manera, todo ese conjunto es “la inteligencia de la empresa, no la de cada uno de los trabajadores”.
El talento en la empresa se genera a partir de las inteligencias individuales y con la correcta gestión, una gestión activa, por supuesto. “Es muy necesario que las empresas se ocupen de generar talento, ya que muchas piensan que la solución está en comprarlo, y eso al final dura poco. Lo importante es que sea la misma gente que está en la empresa la que reciba de ésta la educación necesaria para generar el talento”.
Pero ¿cómo? Aquí entra en juego “el sistema ejecutivo” de la compañía. Esta parte “fija las metas de la empresa e intenta movilizar toda la inteligencia generadora para que se les ocurran muchas cosas, para que aprendan con mucha rapidez”.
Es fundamental, para este pedagogo, la cuestión educacional. “El talento está al final de la educación, no al principio”, dice. “Por eso, en todas las naciones desarrolladas la educación es el principal motor de progreso, el principal motor de progreso económico también, y todas las naciones están en estado de alerta educativa, precisamente para mejorar su capacidad de generar el talento necesario”.
A un nivel inferior, en las empresas es lo que ocurre, o lo que debería ocurrir. Una parte generadora en constante proceso de aprendizaje elabora propuestas, que después evalúa el sistema ejecutivo. “Si le parecen buenas, ya se pasa a la acción; y si no son buenas, vuelve a decir a todo el sistema generador que necesita una solución mejor”.
Y así es como, desde nuestro ámbito y experiencia, compartimos las soluciones que son mejores, tras una buena gestión del talento. Puede haber errores, claro, pero son fruto de poner la inteligencia al servicio del talento. “Ese plus es la inteligencia de la empresa. Es justo cómo se organiza el trabajo, la comunicación, cómo es el clima de la empresa, cómo es el sistema de recompensas, cómo se estimula la creatividad y la capacidad para soportar errores… Porque una empresa que no soporta ningún error, nunca va a innovar”.