Tú eres tan especial como un mes bisiesto
La ruta de tu vida

Tú eres tan especial como un año bisiesto

Febrero 4, 2016 4 min 179 veces compartido

Todos somos especiales, aunque muchas personas no se lo crean. Somos especiales porque somos diferentes. Y las diferencias están en nuestras bondades, pero también en nuestras maravillosas imperfecciones. En busca de la perfección, En busca del momento ideal… podrían ser títulos de películas, pero no metas en nuestra vida, y mucho menos, exigencias. ¡Cuánto tiempo habremos perdido queriendo corregir detalles nuestros que nos conviertan en especiales! Y no nos damos cuenta de que parte de ser especial es ser uno mismo, tal y como uno es. Esto no significa que nos resignemos o que dejemos de superarnos, pero siempre partiendo de la idea de que tal y como somos, somos maravillosos.

¿Qué nos hace ser especiales?

  1. Los valores. Más que los valores, la capacidad de ser coherentes y, con ello, ser ejemplo de lo que predicamos. Nos parecen interesantes las personas que son capaces de priorizar sus valores por encima de otros intereses y comportarse con civismo, generosidad, humildad, compromiso y educación.
  2. El aspecto físico. La primera impresión que nos hacemos de los demás es a partir de lo que vemos, es decir, de la apariencia. Realmente nos importa poco si el otro es guapo o feo; nos importa lo que transmite con su ropa, su sonrisa, la higiene, la serenidad del rostro, la alegría que inspira, su elegancia, su forma de andar o la postura. Las personas creen que lo bello es bueno, pero no es tanto lo bello como lo atractivo. Y los rasgos que son atractivos no están ligados a la juventud, el tamaño de los pechos o la piel tersa, sino a lo que la persona transmite. De hecho, la forma de vestir, peinarse, ponerse complementos, forma parte de la imagen que quieres dar de ti mismo. Puede ser mucho más atractiva una mujer serena, amable y en paz, que la exuberancia e impulsividad de la juventud.
  3. La forma de comportarnos con los demás. Nos hace especiales el misterio y la discreción. La gente excesivamente transparente y muy habladora pierde su encanto. No deja nada para la mente curiosa. También lo pierden los que son absolutamente predecibles.
  4. Tener detalles con los demás. Nos gusta la gente detallista. La persona que te deja un mensaje alentador, una nota romántica, que te lleva bombones el día que la invitas a cenar, la que se acuerda de las fechas importantes, te trae unas flores o una planta pequeña, la que se acuerda de compartir un pastel que ha hecho contigo o tiene detalles con los hijos de otros. Los detalles son sinónimo de “me he acordado de ti y tú eres importante en mi vida”. Es verdad que hay personas que son poco detallistas y que moverían cielo y tierra para hacerte un favor, pero es muy reconfortante ser objeto de un detalle.
  5. La empatía. La capacidad de escuchar, entender y ponernos en el lugar del otro. A la persona que habla contigo le gusta sentirse comprendida, porque eso le da seguridad y confianza. Cuando recibes un comentario reflexivo por parte de tu compañero, jefe o amigo, tienes la impresión de que ha madurado tu información, de que le importas y de que se está poniendo en tu lugar para aconsejarte de la mejor manera posible. Cuando alguien “pierde” el tiempo contigo, esto le hace especial.
  6. La alegría. Nos sentimos cómodos con personas que sonríen, hablan de soluciones, tocan temas positivos y tratan de divertirse. Las personas alegres contagian energía positiva y, de esta manera, nuestro cerebro se alimenta de endorfinas. Somos seres sociales y necesitamos relacionarnos. Por eso, cuando damos con alguien simpático y alegre, nos revitaliza y nos da el subidón. Lo contrario es angustioso. No tiene nada de especial hablar con quien siempre comenta las noticias negativas, habla de la crisis, te critica al vecino y te dice, literalmente, “qué asco de vida”.
  7. La creatividad de una persona. “Es que es la bomba, es que mira lo que se le ha ocurrido, es genial”, son comentarios propios hacia quien nos sorprende con su creatividad. La creatividad puede estar en los regalos, en las ideas, en las opiniones, en la forma de cocinar. Hay creatividad por doquier y nos sirve para todo. Ser creativo es ser distinto, y ser distinto es ser especial.

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Parte de nuestro carisma tiene un encanto que es innato, pero buena parte de él se puede cambiar. Solo tienes que proponerte en qué necesitas entrenarte.

Y recuerda,  cuidarse hoy es una inversión de futuro.

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