Ya lo hemos comentado muchas veces en este blog: una de las mejores maneras de que tu dinero vaya generando rendimiento y no pierda su valor con el tiempo es mantenerlo activo. ¿Cómo? No es ningún secreto, invirtiéndolo.
Pero en este ámbito vasto y complejo que es el mundo de las inversiones, es fácil perderse y no saber por dónde tirar. Nivel de riesgo, rentabilidad, instrumentos financieros, acciones, bonos… Infinidad de términos, opciones y condiciones que es necesario conocer antes de lanzarse a invertir. Por eso, en este post hemos hecho una recopilación de las distintas inversiones financieras que tienes a tu disposición según tu edad, tus preferencias y tus posibilidades. Sin duda, conocer tus circunstancias es la mejor manera de dar con la inversión que más te conviene y, así, minimizar riesgos y maximizar ganancias. ¡Comenzamos!
Lo primero es lo primero. Si hablamos de maximizar nuestros ahorros, debemos tener claros dos conceptos sobre la inversión: el riesgo y la rentabilidad. Y es que, aunque nuestro objetivo siempre sea obtener beneficios, esto no es tan evidente. Toda inversión implica riesgo de pérdida, en mayor o menor medida. A mayor riesgo, mayor posibilidad de ganancias y, por tanto, mayor rentabilidad del dinero invertido. A menor riesgo de pérdida, menores ganancias. Entonces, ¿qué nivel de riesgo me conviene?
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Esto depende de tu prioridad y del capital del que dispones. El riesgo bajo es ideal para personas que quieren conservar sus fondos a buen recaudo obteniendo un porcentaje muy bajo de rentabilidad. Es decir, en este caso, conseguir grandes ganancias no es prioritario; simplemente buscamos que nuestros ahorros no se devalúen.
Un riesgo moderado implica un mayor conocimiento de los tipos de inversiones, los mercados y tener algo más de margen a la hora de asumir pérdidas.
El riesgo alto nos puede aportar ganancias bastante más elevadas, aunque, por supuesto, la inseguridad es también mayor. Eso sí, en estos casos es especialmente importante que el inversor conozca bien el funcionamiento de la inversión y se mantenga informado durante el tiempo que dure.
El objetivo de toda inversión es conseguir ganancias a partir de un pago determinado. Ahora bien, una inversión puede ser financiera o física. Las financieras son inversiones de dinero en productos o activos financieros, mientras que las físicas son compras de activos materiales, como una casa o un terreno. Ambas generan rentabilidad a su manera.
En este caso, nos centraremos en distintos tipos de inversiones financieras:
Antes de iniciarse en el mundo de las inversiones, es esencial formarse e informarse. Es decir, tener una idea general de lo que supone cada producto de inversión, conocer bien sus riesgos y oportunidades y ser conscientes de nuestras posibilidades (es importante ser realistas). Y, por supuesto, estar informado a diario de los cambios y el estado de los mercados para poder tomar las mejores decisiones, además de repasar en detalle las condiciones de nuestra inversión.
Por último, pero no menos importante, el mejor tipo de inversión es aquella en la que se diversifica, ya que el riesgo es más controlado. En otras palabras, no apostarlo todo a una es una buena manera de invertir minimizando riesgos.
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