Quizá alguna vez, al repasar tus gastos, te has preguntado si realmente necesitabas todo aquello que has comprado. En mayor o menor medida, hoy en día es bastante habitual que todos hagamos compras impulsivas. Este hábito podría definirse como lo opuesto al consumo responsable.
Comprar algo que no necesitamos, sin dedicar un tiempo a evaluar las características del producto o comparar precios, puede ser muy contraproducente para la economía doméstica y el ahorro en general. Pero, más allá del hecho de acumular un gran número de artículos sin los que podríamos vivir perfectamente, la compra compulsiva puede llegar a convertirse en un trastorno psicológico complicado.
Cada persona tiene una forma de relacionarse con el dinero diferente, pero el problema de las compras impulsivas se identifica cuando la raíz del gasto es superflua, se disponga de más o menos recursos económicos. Si quieres identificar en qué medida realizas compras previstas e impulsivas, debes aprender a distinguir ciertos patrones de consumo.
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Cuando se trata de adicción a las compras, el denominador común suele ser la insatisfacción personal. Hoy en día es relativamente fácil ser vulnerables a este tipo de consumo impulsivo, dada la sociedad de estímulos en la que vivimos y los mensajes comerciales que recibimos.
A menudo, se relaciona el hecho de hacer compras con valores tan apreciados como el éxito y la felicidad. ¿Y quién no desea alcanzar ese estatus? Pero la razón que nos lleva a hacer una compra por impulso va más allá, y está relacionada con un bajo nivel de autoestima o un alto nivel de ansiedad.
Otras razones psicológicas que influyen en la decisión de compra están relacionadas con el estado de ánimo y el entorno. El carácter que tengas, según seas más desprendido o caprichoso, quizá algo tacaño o comedido, también puede jugar un papel importante.
Aunque la alerta llega cuando gastamos más de lo que podemos, como ya hemos comentado, la situación económica o la clase social no marca el perfil de los compradores compulsivos. Hay rasgos de la conducta que nos pueden ayudar a identificar el trastorno de compra compulsiva y saber cuándo actuar.
Los adictos a las compras suelen ocultar que han comprado algo, porque a menudo reaccionan rápido y sufren sentimiento de culpa al darse cuenta de que han hecho un gasto superfluo, lo que no les impide volver a caer pronto para volver a llenar su vacío emocional.
Los artículos más comprados son ropa, zapatos, accesorios, cosmética y joyas; aunque la compra compulsiva también se extiende a los aparatos electrónicos, herramientas y utensilios para el hogar, junto a toda clase de objetos innecesarios.
Muchos compradores compulsivos prefieren ir de shopping solos, porque se sienten juzgados. Se trata de un perfil muy similar al de quienes sufren ludopatía. Además, inevitablemente, las personas que sufren trastorno de compra compulsiva suelen ser «maestros» de las tarjetas de crédito, por lo que la primera recomendación sería prescindir de ellas y salir a comprar solo con dinero en efectivo.
Nuestras compras se basan en necesidades y deseos pero, independientemente de qué sea aquello que nos hace falta o que queremos comprar, existen tres tipos de compras: impulsivas, sugeridas y racionales.
Las compras racionales serían el escenario ideal, son esas compras previstas que se basan en una decisión meditada y que responden a una búsqueda concreta para cubrir un objetivo coherente. En el extremo opuesto se sitúan las compras sugeridas, que se dan cuando compramos algo bajo la influencia y habilidad del marketing, cuando seguimos con total confianza alguna recomendación comercial y creemos que se trata de un gasto necesario.
Respecto a los tipos de compras impulsivas, pueden ser de distinta naturaleza según cómo sea el momento de la compra: más o menos racional, más o menos previsto. Quizá al salir de una tienda (o tramitar el carrito de la compra online) hayamos comprado más productos de los que pensábamos inicialmente, pero puede ser después de haber visto una oferta disponible o haber reconocido un producto sugerido con anterioridad.
Las compras por impulso más frecuentes son aquellas «recordadas», al ver un artículo y comprarlo instantáneamente por asociarlo a un pensamiento de deseo anterior.
Si antes de adquirir algo quieres saber si lo haces para llenar un vacío, o porque realmente te será útil, puedes seguir estos hábitos de consumo responsable para huir de las compras impulsivas:
En definitiva, comprender la naturaleza de las compras que realizas será clave para un consumo más responsable, y evitar así las compras impulsivas y los problemas que puedan acarrear.
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