A la hora de contratar un seguro, es importante distinguir entre todas las figuras implicadas: tomador, asegurado y beneficiario. A veces, se tiende a mezclar estos conceptos e incluso se los trata como sinónimos, pero lo cierto es que cada uno de ellos tiene un propósito diferente. El tomador del seguro puede ser asegurado, pero el asegurado puede no ser tomador. Y no, no es un trabalenguas.
¿Qué diferencia hay entre el tomador y el asegurado? ¿El beneficiario y el asegurado son la misma persona? Sabemos que pueden parecer figuras similares y esto puede resultar confuso, pero es necesario tener claros todos estos conceptos a la hora de contratar un seguro, por eso hemos preparado este post, ¡sigue leyendo si te interesa!
El tomador es la persona que contrata el seguro, la póliza debe estar a su nombre, pero no tiene por qué ser la persona beneficiaria ni la asegurada. En otras palabras, el tomador, ya sea una persona física o jurídica, es el responsable de la póliza y de realizar el pago de la prima correspondiente. Por otro lado, el asegurado es la persona que se beneficia de la cobertura del seguro.
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Despejemos dudas, ¿quiénes son el beneficiario, el tomador y el asegurado de un seguro? Vamos a verlo.
El tomador de un seguro es la persona (o entidad) que decide contratar una protección concreta, por lo que es la persona que firma la póliza y sus datos están incluidos en ella. Tiene una obligación básica con la empresa aseguradora: pagar.
En definitiva, el tomador contrata y paga el seguro, pero no tiene por qué ser la persona protegida por el seguro. Vamos a verlo más claro con un ejemplo. Un padre puede contratar un seguro para proteger a su hijo, por lo que en este caso, el tomador sería una persona, y el asegurado, otra.
Es la persona protegida por el seguro que se ha contratado. Por ejemplo, en un seguro de automóvil, se activan las coberturas si le ocurre algo al asegurado, como un accidente. Como hemos visto, no tiene por qué ser la misma persona que el tomador del seguro.
Por último, el beneficiario es la persona que recibe la indemnización pactada en el seguro. La figura del beneficiario solo existe en algunos tipos de pólizas de seguro, en los que la cobertura conlleve una indemnización económica para la o las personas que haya designado el tomador del seguro, o bien que hayan sido afectadas por un accidente o siniestro.
Por ejemplo, en un seguro de vida o de decesos, el beneficiario es la persona que recibe la indemnización tras el fallecimiento del asegurado. En este caso está muy clara la diferencia entre beneficiario, tomador y asegurado.
Hay casos en los que el beneficiario, el asegurado y el tomador del seguro son la misma persona. Pero es importante que cada figura quede clara en el contrato de la póliza. Vamos a ver dos supuestos distintos para dejar aún más claras las diferencias, lo que no impide, como hemos visto, que coincidan.
Como hemos comentado, el asegurado es la persona que está cubierta por la póliza de seguro y sobre la que recae el riesgo. En caso de ocurrir un evento asegurado, por ejemplo un accidente, es quien tiene derecho a recibir las prestaciones o indemnizaciones escritas en el contrato.
Pero ¿qué ocurre cuándo se contrata un seguro de vida? En este caso, el asegurado puede designar a un beneficiario para recibir las indemnizaciones en caso de fallecimiento o invalidez. En este caso, el beneficiario puede ser una persona física, como un familiar o una entidad, como una organización benéfica. En cualquier caso, el beneficiario sólo recibe la prestación económica en caso de que se cumplan las condiciones establecidas en la póliza.
Los nombres deben quedar claros en el contrato. En este documento se expone que el tomador está obligado a pagar el seguro. El tomador también debe informar a la empresa aseguradora cuando quiera que se activen algunas de las coberturas del seguro.
El asegurado es la persona protegida por la póliza. Este puede quedar fijado en el contrato, aunque no siempre ocurre. Si la póliza no lo especifica, se da por hecho que el asegurado es el propio tomador. También es posible no especificar con nombre y apellidos al asegurado pero sí definir quién puede ser. Por ejemplo, en el caso de seguros de automóviles de empresas, se pueden definir como asegurados a los trabajadores que en ese momento estén conduciendo cada vehículo.
El beneficiario también puede quedar especificado en el contrato. Resulta útil en los seguros de vida, pero no es obligatorio. Si este no se incluye, se entenderá como beneficiario al heredero o herederos que establezca la ley.
Ya lo hemos visto, el tomador de un seguro también puede ser el asegurado, pero el asegurado puede no ser el tomador. Por otra parte, el beneficiario solo existe en algunos tipos de seguros, en los que haya una indemnización económica por accidente o siniestro.
A grandes rasgos, el tomador es la persona que contrata el seguro, firma con sus datos la póliza y lo más importante: la paga. El asegurado es la persona protegida por el seguro, y el beneficiario es la persona que recibe una indemnización en casos muy concretos. Hay varias posibilidades, así, estas tres figuras pueden ser distintas personas en un mismo seguro, pero también pueden ser la misma.
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