Cómo ayudar a cuidar la salud mental de nuestros mayores

Vulnerabilidad, pérdida de ilusión, depresión, soledad, enfermedad, miedos, fragilidad, duelo, limitaciones, achaques, dolores. Todos estos términos están asociados a vejez, a persona mayor. La salud mental de nuestros mayores es más vulnerable que la nuestra. Y tenemos la obligación de cuidar de ella. No solo se trata de acompañarlos a sus revisiones médicas, sino de hacerles sentir bien, de que tengan una vida plena, de ayudarles a que disfruten de la vida.

Cambiando una serie de actividades podemos ayudarles a tener un estado de ánimo mejor. A continuación, te explico algunas actividades que pueden ayudarles.

Acompañar para vencer la soledad

Nuestros mayores pasan muchas horas solos, sobre todo cuando se quedan viudos. Necesitan compañía, acompañamiento, conversaciones, actividades, salir con ellos a pasear. Recuerdo que cuando vivía mi abuela siempre venía a comer con nosotros cualquier día que saliéramos a comer a la calle.  A pesar de que vivía sola, de que a veces tenía pereza, si salíamos a comer a un restaurante, la recogíamos y siempre venía con nosotros. No recuerdo una sola vez en la que nos fuéramos a comer sin ella. Y si los planes eran comer en casa, la recogíamos para que se viniera a comer. Es cierto que vivía cerca de nosotros y eso lo facilitaba todo. Vivir lejos lo dificulta todo. Pero en la medida que sea posible, contad siempre con los mayores e incluidlos en los planes familiares.

Y la compañía no es solo comer una vez a la semana. Es llamarles, preguntarles cómo están, cómo se sienten, compartir lo que hemos hecho. Jugar con ellos a las cartas, al Trivial, a juegos de la Tablet…es conseguir que se sientan acompañados y que sientan sinceramente que disfrutamos de su compañía.

Cuidado con el edadismo

El edadismo es la discriminación a los mayores por el simple hecho de ser mayores. Es tan sencillo como no darles directrices sobre cómo tienen que gestionar sus vidas, hablarles como si habláramos con otro adulto en lugar de como si fueran niños, no repetirles todo veinte veces, no utilizar diminutivos continuamente o que nuestro tono no sea infantiloide. No tomemos decisiones por ellos. Dejemos que ellos sigan tomando decisiones en sus vidas.

Y en la medida que sea posible, démosles responsabilidades. Es importante que en todo aquello en lo que puedan ser autónomos lo sigan siendo. Y confiar en ellos.

No agobiarlos pidiéndoles ayuda continuamente

Para los mayores cualquier actividad puede ser un mundo. Se sienten bien ayudando, pero no tienen la misma energía ni seguridad que tenían hace años. Es cierto que los nietos son una alegría para ellos o que se sienten útiles cuando vamos a comer a su casa y luego nos llevamos un tupper. Pero no los agobiemos con el cuidado de nuestros hijos, pidiéndoles que nos hagan recados o que nos cocinen con frecuencia. Tienen derecho a su descanso, a disponer de su tiempo, a tener una vida propia que puedan organizar al margen de nuestras necesidades.

Muchos abuelos dicen sentirse estresados con las demandas de sus hijos con motivo del cuidado de sus nietos. Pero no lo verbalizan porque temen defraudar o incluso que se les regañe por no querer colaborar.

Escucharlos con atención y comunicarnos más con ellos

Las personas mayores son fuente de sabiduría, son historia, son batallas, son cuentos para sus nietos. Tienen consejos valiosísimos que darnos. Les gusta hablar de sus temas y de sus preocupaciones, como nos gusta a todos.

Necesitan atención plena en la escucha por nuestra parte, que nos interesemos por cómo están, que valoremos sus conocimientos y experiencia. Les gusta que les contemos nuestras cosas, que les pidamos consejos, que compartamos y les hagamos partícipes de nuestras vidas. Porque nos aman y no desean ser apartados de nuestro presente.

Actividad física

Si para los adultos la actividad física es parte de la salud mental, para los más mayores todavía lo es más. Tener una vida activa les ayuda a tener más autonomía, sentirse más fuertes y tener un mejor estado de ánimo. Además, la actividad física es un agente socializador. Es una forma de estar en contacto con otras personas y de conocer gente nueva, tan importante cuando te haces mayor.

Hacer cosas nuevas

Vivir es un acto consciente y elegido. Muchos mayores pierden la ilusión por vivir por los distintos motivos que hemos visto en la introducción. Nos ayuda a mantener la ilusión el hecho de que nuestros neurotransmisores funcionen bien. La dopamina cobra aquí un papel fundamental. Representa al impulso, a la motivación, es el despertar del deseo hacia actividades placenteras. La dopamina en sí no genera directamente placer, peo sí que incrementa la motivación hacia tareas que producen bienestar.

Una forma de estimular este neurotransmisor es hacer cosas nuevas. A las personas mayores suele costarles más que los adultos hacer cosas nuevas. En muchas ocasiones tienen que ir solos, no se sienten hábiles, se sienten inseguros, están apáticos…

Ayudémosles a tener este tipo de incentivos. Les podemos enseñar a usar más la tecnología, a apuntarse a alguna actividad en el centro de mayores, acompañarlos a un teatro, al cine…

Escuchar música

Las personas mayores estaban acostumbradas a sus discos de vinilo, al transistor, hasta están familiarizados con los CD. La música es un generador de bienestar y emociones positivas. Pero igual han dejado de escucharla porque ahora no saben cómo.

¿Te animas a enseñar a tus padres o abuelos cómo funciona el Spotify? Es tan sencillo como que les abras la cuenta, confecciones la lista de música con ellos y sólo le digas dónde darle al play conectando su móvil a unos altavoces.

Notas de agradecimiento

Otro ejercicio que ayuda a la libración de dopamina y bienestar es el agradecimiento. Podemos proponerles que escriban de puño y letra tarjetas de agradecimiento a sus amigos, nietos, a su médico de cabecera. Unas líneas que les enfoquen en lo bonito de las personas. Y que disfruten de entregar sus notas y ver el feedback de quien las recibe.

Los adultos de hoy somos los mayores del mañana. Actuemos desde el amor. Porque es humano, porque es solidario, porque es ejemplo.

Patricia Ramírez

Licenciada en Psicología, Máster en Psicología Clínica y de la Salud y Doctorado en el departamento de personalidad, evaluación y tratamiento psicológico de la Universidad de Granada. Ha escrito varios libros dedicados a la Psicología con enfoques diferentes. Colaboradora y ponente habitual sobre temas sobre optimismo y actitud, personalidad autotélica, cohesión y trabajo en equipo, valores del deporte de alto rendimiento aplicados a la empresa, saber competir en el deporte y en la vida, resiliencia, liderazgo, gestión del talento, entrenarse para la vida, etc.

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