Todas nuestras acciones diarias pueden tener un gran impacto en el medio ambiente. En nuestro hogar consumimos diariamente muchísima energía innecesaria.
Siguiendo estos sencillos consejos reducirás el gasto energético de tu casa. Con estos pequeños gestos no solo estarás siendo más sostenible, sino que también ahorrarás en tu gasto mensual.
Las bombillas halógenas utilizan hasta diez veces más electricidad que las bombillas de bajo consumo o las bombillas LED. Aunque sean un poco más caras se amortizan, ya que tienen una vida útil de unas diez mil horas aproximadamente.
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Muchos de nosotros estamos acostumbrados a encender las luces de nuestra casa a todas horas, pero debemos empezar a fijarnos en si realmente es imprescindible que las usemos o no.
Si tapamos las sartenes y ollas al cocinar, los ingredientes se cocinarán más rápido. De esta manera, consumiremos menos electricidad y tardaremos menos en preparar nuestros platos. Por otro lado, cocinar usando ollas a presión o rápidas puede reducir hasta un 80% nuestro consumo energético.
Este es un truco que yo siempre uso en mis recetas de horno. Los últimos 5 o 10 minutos apago el horno y dejo que el producto se acabe de cocinar con el calor residual del horno. Esto también funciona para las vitrocerámicas.
Todo aparato electrónico que esté enchufado está consumiendo electricidad. Tenemos que convertir en costumbre el hecho de desenchufar aparatos como los ordenadores, los cargadores de móvil, el microondas… También debemos tener en cuenta que muchos electrodomésticos modernos cuentan con la opción de stand by, mediante la cual consumen menos de la mitad mientras no están en uso.
Debemos configurar la temperatura de nuestra nevera entre los 5 y 7 grados, mientras que el congelador debe estar a –18 grados. Por cada grado que se baja hay hasta un 5% más de consumo.
Es muy común que los fabricantes de los calentadores de agua establezcan la temperatura media del agua en unos 60 grados centígrados. Esta temperatura es excesiva tanto para nuestro cuerpo como para las tuberías, por lo que debemos bajar la temperatura máxima a unos 40 grados. Si lo haces, notarás un ahorro en energía.
Cada vez que abrimos el horno mientras está en uso pierde entre 25 y 50 grados centígrados de temperatura. Esto supone que el gasto energético se multiplique, ya que el horno debe recuperar la temperatura que hemos marcado, por lo que debemos evitar abrir la puerta del horno a menos que sea imprescindible.
Aunque muchos creen lo contrario, si usamos el lavavajillas estaremos consumiendo menos energía y agua que si lavamos nuestros platos a mano. Un lavavajillas consume 1 kW por ciclo, mientras que si lavamos los platos a mano gastamos hasta 4 kW, porque hay que calentar el agua. Además, usar el agua del grifo durante un minuto equivale a gastar casi 10 litros de agua.
Si lavamos la ropa en frío ahorramos muchísimo, ya que casi un 90% de la energía que consume una lavadora sirve para calentar el agua.
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