¿Por qué cambia la caligrafía a medida que nos hacemos mayores?

Decía el arqueólogo Jean-Hippolyte Michon en el siglo XIX que “la escritura es el relieve visible del pensamiento”. Y hoy, dos siglos después, esa idea sigue tan viva como cada trazo que hacemos a mano.

Porque sí, nuestra letra cambia con el paso del tiempo. Como cambiamos nosotros. A veces apenas lo notamos, pero al mirar un papel escrito años atrás… la diferencia salta a la vista. La caligrafía es, en cierto modo, un espejo del alma. Un reflejo de lo que somos, lo que hemos vivido y cómo nos sentimos.

No escribe la mano, escribe el cerebro: la caligrafía cambia con la edad 

Así lo explica Luz Marina Díaz-Flores, psicóloga, grafóloga y perito calígrafo de la Asociación Grafopsicológica de España, “no escribe la mano, escribe el cerebro. Por eso cada escritura es única. No hay dos personas iguales, ni dos letras iguales”.

Y por eso también, nuestra letra no permanece inmóvil a lo largo de los años. Evoluciona con nosotros, cambia con una mudanza, con un nuevo trabajo, con el nacimiento de un hijo… o con la llegada de la jubilación. Son pequeñas pistas gráficas de grandes cambios interiores.

Es tal la conexión entre la “mano” y el “cerebro”, que incluso nuestras letras reflejan el momento vital en el que nos encontramos, nuestra escritura cambia a lo largo de nuestra vida. Toda experiencia nos modifica, toca algo de nuestro mundo interior, y eso se ve reflejado en el escrito, según explicó la grafóloga.

«Ocurre de manera involuntaria. Al existir ese cambio interior, vemos su efecto en el contexto gráfico”, asegura Luz Marina.

¿Has probado a revisar cómo escribías hace 20 años?

Te proponemos un ejercicio: busca un papel antiguo con tu letra. Una postal, una carta, un apunte. Y compáralo con algo que hayas escrito recientemente. ¿Dónde colocabas los acentos? ¿Cómo hacías las “t”? ¿Y la letra “o”? ¿Más abierta, más cerrada?

La grafología estudia todo esto, y más: la inclinación de las palabras, la separación entre letras, la presión sobre el papel… Según Luz Marina, “toda experiencia que nos transforma por dentro deja huella en nuestra caligrafía”.

Detrás de cada diferencia hay un significado de tu evolución personal. “La grafología es una herramienta muy útil para conocer al ser humano en el aquí y en el ahora”, añade la grafóloga.

Interpretar un manuscrito no es cosa fácil. Desde la Asociación Grafopsicológica de España nos advierten de que para comprender a la persona que escribe hay que tener en cuenta la combinación de diversos factores, como podrían ser la ocupación del espacio, el predominio del blanco-negro, el tamaño, la inclinación, la forma de las letras, la cohesión o la presión.

Claves para leer entre líneas: la caligrafía cambia con la edad 

Estas son algunas de las claves, según Luz Marina Díaz-Flores, para leer un texto escrito a mano y desvelar rasgos de la personalidad de la persona que lo ha redactado:

• La inclinación: este detalle nos indica hacia donde se proyecta la emocionalidad del sujeto. “Si es inclinada a la derecha, la persona necesita contacto. En cambio, la inclinación invertida –hacia la izquierda- nos da frialdad, prudencia y desconfianza”, concreta la grafóloga. Y agrega: “Las personas que presentan esta inclinación son más selectivas en cuanto a contactos y amistades”.

• Uso de mayúsculas: si el redactor usa de manera habitual las mayúsculas para escribir textos completos significa que no quiere dejarse conocer, se oculta tras una máscara. Es decir, la persona no desea ser descubierta en su yo más íntimo.

• La forma del punto de la “I”: Aquellas personas que hacen el punto de la letra “i” de forma esférica, por ejemplo, demuestran que engrandecen sus preocupaciones u obsesiones. “Lo vemos con frecuencia en la adolescencia, en muchas ocasiones se toma como moda o copia porque estéticamente gusta, pero no hay que olvidar su sentido real, si es que además se mantiene en otros períodos de la vida”, explica Luz Marina.

Pero cuidado: interpretar una escritura no es sencillo. No basta con ver una sola letra o un gesto aislado. Es un conjunto. Una forma de conocer mejor a la persona, en su contexto vital y emocional.

La letra como huella de vida

¿Sabías que la escritura de Pedro Almodóvar es creativa e impulsiva? ¿Que la de Freud mostraba análisis profundo y control? A modo de ejemplo, la Asociación Grafopsicológica de España comparte el análisis de la letra de tres personajes muy conocidos como Pedro Almodóvar y de Sigmund Freud. 

La grafología no pretende etiquetar, sino comprender. Como decía Matilde Ras, “la escritura es el espejo encantado donde se refleja la faz misteriosa del alma”.

Y a medida que sumamos experiencias, nuestra letra se adapta. Se vuelve más pausada, más libre o más firme. Porque escribir no es solo comunicar es dejar una huella, la nuestra y la de nuestra vida y recuerdos con el paso del tiempo.