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Tiramos más 1.300 toneladas de alimentos al año, según datos de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, con lo que desperdiciamos muchísimo dinero entre producción, fabricación, distribución y sin contar los costes ambientales y sociales.
Un desperdicio que no solo es insostenible, sino que genera un impacto brutal sobre el planeta por la falta de sostenibilidad de este sistema, en el que el desperdicio de comida está tan extendido, aunque no siempre ha sido así. Las generaciones anteriores, tras la Guerra Civil y las épocas de hambre o racionamiento, quedaron marcados y aprendieron a aprovechar muy bien la comida. Hoy en día, sus descendientes son la generación que más concienciada está sobre el desperdicio de alimentos.
¿Cuál es la solución o qué podemos hacer para evitarlo? Una de las claves está en comprar solo lo que necesitas, pero este post te contamos más sobre cómo reducir el desperdicio y todo lo que podemos aprender de la generación que menos desperdicio de alimento genera.
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Generación X: Pioneros en la reducción del desperdicio alimentario
La generación X, nacida entre los años 1965 y 1980, son los líderes en la reducción del desperdicio de alimentos. Influenciados por las generaciones anteriores, que fueron testigos de épocas de escasez y aprendieron a valorar cada recurso, llegó la conocida como generación X que adoptó una mentalidad consciente y responsable sobre la alimentación y el consumo.
Sin embargo, las generaciones siguientes han crecido con la aparición del consumo rápido, el fast fashion o la obsolescencia programada, entre otras tendencias hacia las que ha derivado la sociedad de hoy en día. Con lo que, para estas terceras generaciones ya no ha sido tan impactante el testimonio del hambre o el racionamiento; los hábitos han cambiado pero todavía podemos aprender mucho de la generación X.
Lecciones que podemos aprender de la generación X
Planificación y organización
La generación X tiende a planificar sus compras de alimentos con anticipación, elaborando listas de compras y preparando comidas en casa en lugar de depender de alimentos procesados y comida para llevar. Esta práctica no solo ayuda a reducir el desperdicio de alimentos, sino que también permite ahorrar dinero y mejorar la calidad de la alimentación.
Aprovecha y reutiliza al máximo
La generación X ha desarrollado habilidades culinarias, inspiradas también por las recetas de sus padres y abuelos, para aprovechar al máximo los ingredientes disponibles, incluso para crear varias combinaciones o platos con ingredientes muy similares. Así logra reutilizar las sobras y transformar alimentos que de otro modo se habrían desperdiciado, pero esto no es una opción para ellos. Este enfoque práctico no solo reduce el desperdicio de alimentos, sino que también promueve el aprendizaje en la cocina y el respeto por los productos locales y de temporada.
La huella que deja en el planeta
La generación X está más consciente del impacto ambiental de sus hábitos alimenticios y tiende a preferir alimentos frescos, locales y de producción sostenible. Al optar por productos menos procesados y embalajes mínimos, contribuyen a reducir la huella de carbono asociada con la producción y distribución de alimentos, y fomentan un estilo de vida más respetuoso con el medio ambiente.
En resumen
La generación X ha demostrado ser un modelo a seguir de sostenibilidad, pero sobre todo en la reducción del desperdicio de alimentos. Entre las lecciones que se recogen de sus hábitos está su enfoque planificado, creativo y consciente hacia la alimentación y el consumo. Al adoptar sus prácticas y hábitos alimenticios más sostenibles, podemos contribuir a preservar los recursos naturales, reducir la contaminación y promover un sistema alimentario más justo y equitativo para las generaciones futuras.
